Supermartes: El inicio de las elecciones en Estados Unidos; ¿De qué se tratan?

Donald Trump y Joe Biden cierran las elecciones en 15 estados con resultados favorables; sin embargo; mientras que el republicano cuenta con el apoyo de su partido, el presidente en funciones lucha con una baja aprobación
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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En 15 estados de la Unión Americana simpatizantes demócratas y republicanos asistieron a las urnas para decidir a los candidatos de su partido en las próximas elecciones presidenciales.

En el más grande evento electoral antes de la elección general, en el Supermartes  se jugaron 35 por ciento de los delegados republicanos y 36 por ciento de los demócratas; con ello, tanto Donald Trump como Joe Biden se acercan aún más a las nominaciones de sus respectivos partidos.

A diferencia de las primarias en otras elecciones presidenciales, este Supermartes no contó con ninguna sorpresa. Con Biden como presidente en funciones, la oposición interna en el Partido Demócrata fue meramente simbólica, mientras que en el bando republicano Nikki Haley buscó que la victoria obtenida días antes en el Distrito de Columbia se convirtiera en el impulso necesario para hacer frente a Trump.

Con Haley atrás en la cuesta republicana, el expresidente confiaba que el Supermartes fuera la antesala a su nominación en la convención de su partido; sin embargo, aunque el magnate presume un control casi total sobre el partido del elefante, quizá la nominación no sea suficiente para regresar a la Casa Blanca.

Encuestas realizadas por Associated Press arrojó que una gran minoría de simpatizantes republicanos no votarían por el expresidente en caso, como es aparente, que resultara el candidato de su partido. Este tipo de rechazo por parte de las bases de su propio grupo político  fue factor en la derrota electoral de 2020, cuando  la mitad de republicanos no trumpistas votaron por Joe Biden.

En opinión de la doctora Arlene Ramírez Uresti, internacionalista y académica de la Universidad Iberoamericana, la base construida por Donald Trump será suficiente no solo de camino a la nominación, sino también en las elecciones generales en noviembre.

“La votación interna ha tenido una inercia bastante clara. Si bien es cierto que Nikki Haley ha sorprendido en algunos puntos, también es cierto que el voto se está moviendo para sacar a los demócratas de la Casa Blanca. Hay que tomar en cuenta que Joe Biden llega con la peor aprobación de la historia a una elección primaria y eso nos habla que el Partido Republicano va a cerrar filas, quizá no por Donald Trump, sino por recuperar la presidencia”, señala la académica.

El discurso trumpista aumenta la polarización

Es tradición en la política estadounidense que una vez obtenida la nominación presidencial, los candidatos moderen el discurso y llamen a la unidad para tratar de apelar a los votantes independientes, un porcentaje que crece entre los electores del país; sin embargo, coordinadores de la campaña de Trump niegan que eso pueda pasar.

La polarización y la radicalización han generado un voto duro trumpista. Hace cuatro años hablábamos del trumpismo sin Trump y por qué iba a prevalecer y hoy lo vemos […] Entre más pueda debilitar, a partir de su discurso al actual presidente Biden, Donald Trump va a aprovechar cualquier oportunidad para continuar polarizando porque ya le funcionó esa fórmula.

El personaje que Trump construyó ya tiene una trayectoria en esa política neopopulista y una de las cosas que tenemos que identificar son los ejes discursivos que le han funcionado en la radicalización, como el tema de la guerra, la seguridad, los migrantes y el fentanilo. Todas estas problemáticas le van a funcionar mucho si se radicalizan”, apunta Ramírez Uresti.

Más allá de las victorias en las entidades que obtuvo Trump en el Supermartes , el expresidente inició la semana con buenas noticias para su campaña: La Suprema Corte de Estados Unidos falló  a su favor en la controversia que se generó cuando la Corte de Colorado lo retiró  de la boleta del estado con base en la decimocuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

Con los resultados obtenidos en el Supermartes, y con la decisión de la Corte por restituir al Donald Trump, Nikki Haley pierde la oportunidad de convertirse en la primera candidata republicana a la presidencia; sin embargo, Ramírez Uresti apunta que el camino de la exembajadora ya es un hito en un partido conservador.

“Hizo historia ganando a Trump en Washington D.C., y con ello ha sentado un precedente en la política electoral. A ella todavía le queda mucho por delante […] Hoy la carrera no le favorece y ella sabe que su capital político todavía tiene mucho que madurar y si bien lo que logró en Washington es importante, no le alcanza para desplazar a Donald Trump”, reafirma la internacionalista.

La carrera demócrata a la presidencia

Para Joe Biden, el Supermartes  resultó casi un trámite, pues ante una oposición interna carente de  figuras reconocidas, y con el peso de su partido detrás de él, obtener la nominación demócrata solo será cuestión de tiempo; sin embargo, los resultados de las elecciones podrían no emular a las de 2020 si el entusiasmo por el octogenario no despunta.

Con una desaprobación del 56.2 por ciento, de acuerdo a Project FiveThirtyEight, Joe Biden es el presidente estadounidense menos popular de los últimos 70 años. Para Ramírez Uresti, mantener al demócrata  en las boletas de noviembre fue un error de cálculo por parte del partido en el poder.

“El haber escogido (a Biden) para la reelección fue un error garrafal de estrategia política del Partido Demócrata. El capital político no le alcanzó a Joe Biden y los temas en los que es peor evaluado son asuntos prioritarios en la agenda interna de los Estados Unidos. Los demócratas experimentan fracturas importantes, hay gente de la vieja guardia que no está contenta y se cuestiona la capacidad de articular una campaña” señala la especialista.

En opinión de Ramírez Uresti, si Biden busca apelar al voto independiente, a los fragmentados electores demócratas, y conservar la Casa Blanca, tendría que dar un golpe de timón en su política interna; lo cual resultaría difícil en los meses restantes de su administración; sin embargo, las realidades de la política interna de Estados Unidos limitan las opciones del presidente para actuar de forma decisiva y con ello dar vitalidad a su campaña.

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