Ni las agresiones de la policía, ni la omisión de las autoridades ante sus demandas han impedido que cese el movimiento estudiantil chileno.
Sin abandonar las demandas educativas que vienen exigiendo desde 2011, los estudiantes se manifestaron con una nueva táctica: dividirse en subgrupos para cubrir al mismo tiempo distintos puntos de la capital.
La estrategia obligó a que los efectivos antimotines dividieran sus fuerzas.
Indigo Staff