El optimismo ha estado ausente de la narrativa económica del mundo posterior a la crisis del 2008. Ante una recuperación que no termina por consolidarse, las voces pesimistas que alertan sobre nuevos riesgos se han convertido en una constante.
Sin embargo, el hecho de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) sea el más reciente portavoz de un discurso de cautela ofrece una idea de cuál es el sentimiento económico prevaleciente.
Rodrigo Carbajal