Para evitar críticas como las que hizo el exgobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, el presidente del PAN, Gustavo Madero, pedirá licencia al cargo en cuanto inicie el proceso electoral de su partido para renovar su dirigencia nacional. 

Lo que está por verse es si el senador panista Ernesto Cordero es congruente y solicita licencia al igual que Gustavo Madero. 

Lo mismo aplica para el diputado Maximiliano Cortázar, coordinador general de la campaña de Ernesto Cordero. 

El tejido de Penélope

Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, jamás señaló como “fascistas” a quienes han emprendido una campaña mediática en contra de los legisladores que votaron a favor de la Reforma Fiscal.

Quien utilizó la expresión “fascistas” fue el diputado Silvano Aureoles, coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro.

El líder de la bancada albiazul en la Cámara de Diputados, Alberto Villarreal, anotó ayer un autogol en contra de su Partido al señalar que “sería un crimen que el gobierno federal subiera los impuestos y contratara más deuda solamente para financiar el gasto corriente”. 

Y es que a lo largo del sexenio de Felipe Calderón este tipo de “crimen” se cometió constantemente, sin que a los autores intelectuales y materiales se les haya sancionado. 

Se crearon nuevos impuestos como el IETU. 

La deuda total del sector público se duplicó en tan solo seis años.

Por el lado que se le quiera ver, cada día es más incierta la viabilidad de la aprobación de la Reforma Energética. 

Por un lado, las advertencias de Andrés Manuel López Obrador a todos y cada uno de los potenciales inversionistas extranjeros, no son para desestimarse. 

Mucho menos cuando las encuestas reflejan que la gran mayoría de los mexicanos está en contra de la reforma energética, tal y como la proponen el PAN de Gustavo Madero y el gobierno de Peña Nieto. 

El trascendido publicado por el New York Times que provocó que el PRD amenazara con retirarse de la discusión de la reforma político-electoral, no es ninguna novedad. 

Para nadie es un secreto que Enrique Peña Nieto y el PAN de Gustavo Madero quieren una reforma energética que permita la participación del sector privado, nacional e internacional, en la explotación, producción, distribución y comercialización del petróleo mexicano.