La cultura de la legalidad de las sampetrinas fue puesta a prueba por Tatiana Clouthier.

Desde la posibilidad de denunciar a un familiar que haya cometido un acto ilícito, hasta asistir a un casino que está fuera de la ley, fueron algunos de los cuestionamientos que planteó la excandidata a la Alcaldía de San Pedro en el Foro Kiik.

El jueves fue un día importante para Nuevo León.  

Por un lado, amaneció con la realidad de nuestra clase política, porque otra vez quedó claro que no representan a sus votantes, ni les interesa en lo más mínimo lo que sucede con quienes los eligieron, porque cada vez es más obvio que solamente tienen compromiso con sus partidos y con el presidente del país en turno.  

Digo lo anterior, a raíz de la votación de los cómos, de la aplicación, para la Ley Hacendaria.   

El que la ley y la justicia efectivamente no siempre van de la mano parece ser normalmente la línea que justifica a aquellos que no la quieren cumplir. 

Como cuando se es autoridad formal y parte del Estado se busca cómo lavarse las manos de un problema que viene acarreándose por años, y en lugar de aplicar la ley y el mandato que los ciudadanos depositan en el gobernante, éste busca otras alternativas.

Mientras han dado el banderazo a la discusión de la Reforma Hacendaria, los nervios crecen entre los diferentes grupos de la sociedad, especialmente la clase media, las organizaciones civiles y quienes buscan la creación de empleos. 

Sin embargo, al mismo tiempo que está sucediendo esto, en Nuevo León un grupo de la sociedad voltea a ver cómo remplazará a la clase política actual por gente comprometida con su estado y con el país mas allá de sus intereses personales.  

Está claro que hay un creciente número de jóvenes que llegan a la edad de preparatoria y que se les denomina hoy en día “ni-nis”. 

Por ello, las autoridades gubernamentales y los propios empresarios han puesto el ojo en ese grupo, para emprender acciones con el objetivo de rescatarlos, de llevarlos hacia el estudio, la capacitación o el trabajo.