La detención y después puesta en libertad del exgobernador de Coahuila, el priista Humberto Moreira, deja varias lecciones. En primer lugar, se demuestra que no sólo en México existen fiscalías que presumen públicamente su trabajo antes de tenerlo bien sustentado. Segundo, con esto sólo se logra generar expectativa y de paso se llevan de encuentro al involucrado. Y la tercera de las lecciones es que, tal parece, las ganas que traían los panistas de usar este tema para las siguientes elecciones ya no se podrá. 

El perdón de Margarita

Mientras en el PAN se van a pique entre escándalos como los de Guillermo Padrés, Jorge Luis Preciado o el de Lucero Sánchez López –la diputada que visitó a “El Chapo” en prisión con papeles falsos–, hay una panista que muy calladita avanza ya en su estrategia hacia el 2018. Se trata de Margarita Zavala Gómez del Campo, exprimera dama y quien ha dicho abiertamente que buscará ganar la Presidencia.

En el Gobierno del Distrito Federal ya están a marchas forzadas trabajando en el espíritu de la naciente Ciudad de México. Y no nos referimos a la promulgación o al rito de iniciación de la capital, sino a la redacción de su Constitución Política. Resulta que, de acuerdo con la reforma que ayer se declaró constitucional, será Miguel Ángel Mancera, el jefe de Gobierno, el único que tenga la facultad de presentar la iniciativa de la Carta Magna. El trabajo más arduo no será lo jurídico, la redacción del documento; sino su cabildeo con las otras fuerzas políticas.

Si usted vive en la Ciudad de México, le convendría saber que hoy se inicia una batalla que durará casi medio año y será épica, digna de ganarse los titulares de los periódicos durante varias semanas. Resulta que hoy, con la declaratoria de constitucionalidad de la Reforma Política del Distrito Federal que hará el Congreso de la Unión, se inicia una guerra por ocupar los espacios de la Asamblea Constituyente que redactará la Constitución Política de la Ciudad de México.

Por allá en Colima hay un panista que ayer andaba repitiendo un dicho popular como si le fuera la vida en ello: “Más vale aquí corrió que aquí quedó”. Se trata, ni más ni menos que, de Jorge Luis Preciado, el candidato perdedor en la elección a gobernador, quien prefirió reconocer el triunfo de Ignacio Peralta que arriesgarse a que le arruinaran -aún más- su carrera política.