Las Jeep Rubicon que utiliza el Ejército mexicano son las camionetas más clonadas por parte del crimen organizado. Foto: Especial

Narco clona jeeps, uniformes y hasta blindaje del Ejército mexicano

Varios cárteles de la droga han aprovechado su capacidad económica para hacerse de camionetas todo terreno, las cuales utilizan para pasar desapercibidos en zonas de difícil acceso ya que están pintadas con los colores y logotipos del Ejército mexicano

Las Fuerzas Armadas enfrentan un problema que se ha convertido en una situación de seguridad pública: el crimen organizado ha apostado por clonar el parque vehicular y uniformes que usa el Ejército mexicano para burlar filtros de seguridad e infundir miedo en las plazas que se disputa.

Este modus operandi lo han sofisticado diversos cárteles de la droga que usan cada vez más este tipo de vehículos con insignias de las fuerzas castrenses para pelear un determinado territorio y combatir a los efectivos militares.

Son principalmente las camionetas Jeep Rubicon las que más tratan de clonar diversos grupos criminales, las cuales adquieren en el mercado y modifican con los colores, insignias y hasta blindaje de las fuerzas federales.

Los reportes oficiales de decomisos y aseguramientos de unidades que buscan ser identificadas como del  Ejército mexicano retratan cómo este problema va en aumento en varias regiones de la República mexicana consideradas focos rojos por los altos índices delictivos.

Y si bien las fuerzas armadas no cuentan con un desglose específico de los vehículos apócrifos que han sido asegurados en la última década, sí reconocen que los casos de este tipo son constantes en los operativos que realizan.

A estas camionetas del crimen organizado se les ha visto circular principalmente en estados como Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Jalisco, Sinaloa, Guanajuato, Zacatecas, aunque también en otras entidades se han reportado aseguramientos de este tipo.

Tácticas de confusión

Especialistas en seguridad pública y crimen organizado consultados por Reporte Índigo revelan que el problema que enfrentan las autoridades militares se debe al poder económico que tienen actualmente los cárteles de la droga, quienes tienen la posibilidad de adquirir lotes enteros de autos.

A ello se le suma que utilizar estas unidades terrestres con los logotipos del Ejército puede llegar a confundir a grupos que se encuentren peleando el territorio o ahuyentar a otros.

Armando Luna, especialista en seguridad pública y crimen organizado en México, aseguró en entrevista que la clonación (o imitación) de vehículos militares, específicamente Jeeps tiene un propósito estratégico claro: proporcionar a los criminales la capacidad de desplazarse con mayor facilidad por terrenos complicados, como la sierra de Guerrero, Sinaloa y Michoacán.

“Tienen el suficiente dinero para poder comprar y adaptar estas camionetas; lo han hecho durante varios años y hemos visto cómo tratan de imitar al parque vehicular de las fuerzas armadas en un claro sentido de poder de fuego y económico”, sostuvo.

Para el especialista el uso de estas camionetas también ha servido para sembrar miedo entre las comunidades en donde se pelean la plaza diversos grupos del crimen organizado, además de que generan un clima de confusión para la identificación de los vehículos auténticos del Ejército.

De acuerdo con Armando Luna la diferencia entre los Jeeps auténticos y sus clones radica en la carencia de elementos distintivos en estos últimos, tales como faros antiniebla, pintura, llantas e incluso los bidones de combustible extra y blindaje.

Las células criminales que tienen principalmente este modus operandi se ubican en la región del norte y centro del país. Hablamos específicamente del Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Jalisco Nueva Generación, Cártel de Juárez, aunque también hay otros en el radar que han comenzado a utilizar esta táctica”, advirtió.

En Guerrero, los Tlacos y la Familia Michoacana han protagonizado varios enfrentamientos, en donde los efectivos militares han descubierto que ambas organizaciones se trasladan en camionetas de uso comercial que son adaptadas con los colores y logotipos de las Fuerzas Armadas.

Blindaje artesanal

Las camionetas comerciales que adquiere el Ejército mexicano son las que más falsifica el narco, debido a que las pueden comprar en cualquier parte del país sin ningún tipo de restricción.

Por ejemplo, las camionetas tipo 4×4 son utilizadas principalmente por cárteles de la droga en el norte del país. Estos vehículos son modificados para soportar ciertos calibres utilizados por los grupos rivales.

Dichas unidades son enviadas a talleres particulares para ser blindadas de forma manual. El Cártel Jalisco Nueva Generación es uno de los grupos criminales que más utiliza este método para enfrentarse a grupos contrarios.

Sin embargo, esta medida de protección resulta poco efectiva cuando se enfrentan a las fuerzas militares y a un poder de fuego y blindaje superior.

Para algunas empresas especializadas en el blindaje de autos, las camionetas utilizadas por los militares y las que emplean los narcotraficantes tienen un alto nivel de similitud, lo que dificulta su reconocimiento a simple vista.

Crecen aseguramientos de vehículos

Una de las líneas del combate al crimen organizado es el aseguramiento de armas y vehículos ilegales por parte del personal militar. La Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Marina (Semar) han incrementado los retenes y revisiones en estados con alta violencia en los últimos años.

De acuerdo con la solicitud de información presentada por Reporte Índigo a la Sedena, se han asegurado 131 mil 774 vehículos por parte del personal militar en todo el territorio nacional desde el 1 de enero de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2023.

De este desglose en la última década, Tamaulipas lidera  las estadísticas de aseguramiento de vehículos en México, al registrar un total de 23 mil 074 decomisos.

Le sigue de cerca Michoacán, con 11 mil 380 unidades decomisadas; Sonora contabiliza ocho mil 956; mientras que Puebla, Guanajuato y Sinaloa le siguen suman con ocho mil 664, ocho mil 590 y ocho 524 aseguramientos respectivamente.

Un escalón más abajo se ubican estados como Guerrero, que vive históricamente una ola de violencia a causa del crimen organizado con siete mil 015 aseguramientos; Jalisco que también presenta altos índices delictivos registra seis mil 475 y Nuevo León con seis mil casos.

Problema en aumento

La Secretaría de la Defensa Nacional confirmó que, en diversos operativos que se han desplegado en los últimos años, se ha detectado un uso de camionetas, autos e incluso camionetas tipo Jeep Rubicon con colores y distintivos de las Fuerzas Armadas, aunque no cuenta con el número exacto de las unidades incautadas.

De acuerdo con la Sedena, una vez que son retirados estos vehículos por cuestiones ilegales o actos delictivos son puestos a disposición de las autoridades ministeriales correspondientes.

“Personal militar únicamente lleva a cabo aseguramientos en casos de flagrancia delictiva, en aplicación de la Ley Federal de armas de Fuego y Explosivos, así como en actividades para Reducir los Índices de Violencia en el país, poniendo lo asegurado de forma inmediata a disposición de la autoridades ministeriales correspondientes”, precisó la Sedena vía Ley General de Transparencia.

Camuflaje y nuevas estrategias

Conforme pasa el tiempo el poder de los grupos del crimen organizado se intensifica, adquieren armamento más letal y diversifican sus estrategias para poder continuar con sus operaciones delictivas. Al final de cuentas, los narcotraficantes invierten para crecer su negocio.

Una de sus estrategias para reducir costos, evitar bajas y optimizar sus rutas, es con el camuflaje de sus vehículos, es decir, hacerlos pasar como si fueran del Ejército, la Marina o la Guardia Nacional.

De acuerdo con el especialista en seguridad y actual investigador postdoctoral del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), Juan Manuel Aguilar Antonio, en los focos rojos del país, es justo donde los criminales deben hacer uso de sus nuevas tácticas, ya sea para dominar a grupos rivales o reducir el impacto de las fuerzas del Estado.

“Esto ocurre en puntos donde la violencia es muy fuerte como en Nuevo Laredo, Tamaulipas; Zapopan en Jalisco; varios municipios de Guanajuato como Irapuato y Celaya; también en Tierra Caliente en Michoacán y otras entidades. Ahí es en donde tener un vehículo falso puede permitirles a los grupos del crimen organizado mejorar sus operaciones”, comenta el especialista.

Además de mejorar las operaciones, dice Aguilar Antonio, este camuflaje les funciona para evitar bajas.

“Es una labor muy estratégica, en vez de optar por el combate directo, utilizan esta táctica de camuflaje para continuar sus operaciones y evitar un choque directo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

“Esto nos demuestra un interés por parte del crimen organizado de no tener enfrentamientos directos con el Ejército, y por ende, no provocar bajas, es decir, prefieren ahorrarse choques directos para evitar bajas de personas y armas”.

El especialista agrega que si bien no existe una causa de raíz que haga que los grupos del crimen organizado tengan un conflicto directo con las Fuerzas Armadas, sus enfrentamientos son consecuencia de los operativos para pacificar al país.

Estos operativos los llevan también a tener un desgaste. Esta estrategia nos puede estar revelando tácticas novedosas, innovadoras porque conocen qué tipos de vehículos utilizan las Fuerzas Armadas y por eso camuflajean sus vehículos como los de ellos.

“Faltaría conocer en qué estados y ciudades se dan estos aseguramientos para saber los contextos en los cuales se están haciendo estas operaciones y qué organizaciones criminales utilizan ese tipo de estrategias”, finaliza.

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