La deuda que pulverizó Zapopan

El Gobierno municipal de Zapopan en sus dos últimas administraciones dilapidó los más de mil 100 millones de pesos que obtuvo como deuda bancaria, perdidos hoy en obras diminutas y de muy bajo impacto social, mientras dejaba inconclusos los grandes proyectos y de mayor calado. 

Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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Los archivos de Zapopan sobre el destino detallado de la deuda muestran que ambos exalcaldes destinaron más de la mitad de la bolsa en 314 obras cuya inversión individual fue menor a los 10 millones de pesos
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El Gobierno municipal de Zapopan en sus dos últimas administraciones dilapidó los más de mil 100 millones de pesos que obtuvo como deuda bancaria, perdidos hoy en obras diminutas y de muy bajo impacto social, mientras dejaba inconclusos los grandes proyectos y de mayor calado. 

Eso trajo perjuicios como el que ni la gestión del exalcalde Héctor Vielma Ordóñez -2010 a 2012-, ni la del recién salido Héctor Robles Peiro -2012 a 2015-, ambos del PRI, reactivaran los quirófanos del Hospital General de Zapopan, fuera de funcionamiento desde hace más de cinco años y contando, aunque eran requeridos hasta para 5 mil cirugías por año. 

Mientras las grandes obras se aplazaban, ambos gobernantes pulverizaron el ejercicio de los recursos extraordinarios que les dio el crédito contratado por el primero, en acciones tan menores que llegaron a requerir inversiones de apenas 37 mil pesos. 

Los archivos de Zapopan sobre el destino detallado de la deuda, muestran que ambos exalcaldes destinaron más de la mitad de la bolsa (el 55 por ciento) en 314 obras cuya inversión individual fue menor a los 10 millones de pesos (MDP). 

En este tipo de acciones como la reposición de una barda en el Cementerio Municipal de Atemajac, la nivelación de terracerías, varios empedrados, concretos zampeados, mallas-sombras instaladas, el desazolve de arroyos, u otras menores en escuelas, los exalcaldes gastaron 619 millones 837 mil 669 pesos del crédito. 

Que más de la mitad de la deuda se diluyera en obras tan secundarias, contrasta con el hecho de que ninguno de los dos exalcaldes considerara importante asignar una partida siquiera a la reactivación del Hospital municipal, que no recibió un sólo peso de la deuda.

Vielma Ordóñez ejerció 890 millones 771 mil 462 pesos del crédito en 205 obras, entre 2011 y 2012; Robles Peiro (alfil, al menos inicialmente, de aquel) dispuso de 242 millones 457 mil 793 pesos en 122 acciones. 

Por el placer de endeudarse

El registro de las obras financiadas con deuda evidencia que tanto Vielma Ordóñez como su sucesor, Robles Peiro, carecían de un proyecto central que justificara la contratación de una deuda de esa envergadura, pues esta se destinó incluso a obras de “contingencia”.  

Es decir, que el crédito no se contrajo porque lo ameritaba el financiamiento de un plan estratégico acabado, lejos de eso, el Gobierno se ocupó primero de contar con los mil 100 MDP a la mano, para luego gastarlos a discreción. 

En el 2012, por ejemplo, se identifican al menos cinco obras reveladoras en este sentido, financiadas con el crédito y clasificadas como “contingencias”. 

Estas consistieron en el desazolve de arroyos y vasos reguladores, es decir, acciones que forman parte de las labores anuales, básicas y habituales de todo Ayuntamiento ante el temporal de lluvias.  

En esta limpieza de infraestructura hidrológica se gastaron 11 millones 882 mil 582 pesos del crédito, incluyendo canales como el Arroyo Seco o Puerta Plata; el primero atraviesa colonias de alta marginación, el otro, de las de mayor poder adquisitivo del estado. 

En ese mismo trienio en que Zapopan adquiría su crédito -2010 a 2012-, en Guadalajara, que presidía el hoy gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, se hacía lo propio contrayendo el suyo también por mil 100 MDP. 

Esa determinación hizo de Guadalajara uno los municipios más endeudados del país, pero al menos respondió al financiamiento de un solo plan central de repavimentación con concreto hidráulico de las 33 avenidas de mayor aforo de la ciudad. 

En contraparte, en Zapopan sólo 13 obras financiadas con deuda superaron los 10 MDP en su costo, ahí destinaron 513 millones 391 mil 586  pesos. 

Su proyecto más grande costó 89 millones 689 mil 948 pesos, en 2011, y ni siquiera tuvo como beneficiario directo a los ciudadanos, fue un inmueble del propio Ayuntamiento para alojar a la Dirección de Bomberos y Protección Civil, en Villa de los Belenes.  

En 2012 tuvo una segunda partida para su equipo por 30 millones 894 mil 076 pesos. 

De los otros proyectos mayores están las pavimentaciones de avenidas como Caobas, Antiguo Camino a Tesistán, Laureles, Mariano Otero, y Circuito Panamericano, suman 228.4 MDP. 

Un “biblioparque” en la Unidad Deportiva Tabachines, 20.6 MDP; obras en Colomos III (un predio cuya propiedad está en litigio desde hace varios años), 19.2 MDP; el edificio de la Dirección de Seguridad Pública, 17.8 MDP; una planta de tratamiento de su rastro, 14.9 MDP; el centro cultural Constitución, 63 MDP; y una Cruz Verde, 28.6 MDP. 

Ocho ‘Hospitalitos’

Aun con la gran cantidad de recursos que el Ayuntamiento de Zapopan dispuso en dos trienios con su crédito, su Hospital General, conocido como el “Hospitalito”, no ha podido entrar en pleno funcionamiento. 

Ese proyecto se planeó con un costo total de 140 MDP, incluyendo su equipamiento, tan solo esa deuda habría bastado para construir ocho hospitales enteros de ese tamaño. Sin embargo, Robles Peiro reconocía en junio pasado que le faltaban 78 MDP para su equipo; él ejerció más de 242 MDP del crédito, pero ni un peso lo invirtió en el nosocomio. 

El impacto social del aplazamiento del “Hospitalito” no se ha evaluado a detalle, no obstante, en junio de 2009, cuando inició su demolición gradual, el Ayuntamiento afirmaba que ahí se practicaban al año 3 mil 127 cirugías, más mil 700 ambulatorias, y 31 mil servicios de urgencias; hoy sólo presta consulta externa.  

Todos esos pacientes que requieren de cirugías se canalizan a centros de la Cruz Verde con ese servicio (al menos dos en Zapopan), y a los de por sí saturados hospitales civiles de Guadalajara. 

Si la inversión hecha hasta ahora es de 108 MDP, aun con el alza en su costo original a 186 MDP, la deuda era suficiente para edificar seis como ese. 

La opacidad

Otro proyecto de gran impacto social aplazado por los exalcaldes es el Centro Cultural Constitución, en la colonia del mismo nombre, de 118 MDP y que acusa una planeación deficiente; hoy con su rezago ha generado perjuicios antes que beneficios. 

El Centro sustituiría al antiguo Mercado Bola, donde ya se prestaban ciertos servicios culturales. En febrero de 2012, cuando el Ayuntamiento daba por hecho su financiamiento, demolió el inmueble. 

Su primera etapa costaría poco más de 70 MDP, en efecto, en los registros de la deuda constan dos partidas ejercidas para ello, una por 63 MDP en 2011, otra por 9.9 MDP en 2013. 

Sin embargo, los problemas financieros y de planeación llevaron a que la obra parara por seis meses con Robles Peiro, que la heredó tras casi cuatro años de su inicio con un avance menor al 20 por ciento, según el actual alcalde, Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano. 

Un uso eficiente de la deuda habría bastado para financiar nueve centros de ese tamaño, como esto no ocurrió, para su conclusión se tendrán que echar mano de 50 MDP que el Ayuntamiento solo pudo obtener vendiendo una de sus propiedades, el lienzo charro “La Generala”. 

Sobre esta última etapa, en agosto pasado, un mes antes de que terminara la gestión de Robles Peiro, su gobierno informaba por transparencia un avance del 2 por ciento, valuada en 38.8 MDP.

 

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