Riqueza ficticia

“La clase media crece en México”, fue la noticia difundida por el Inegi hace un par de días. Una nota que naturalmente levanta sospechas. Volteamos a nuestro alrededor, vemos las cifras del bajo crecimiento de nuestra economía, el aumento en el desempleo, y como que las matemáticas no nos dan.

 Según el INEGI, en 10 años, 4.4 millones de mexicanos se sumaron a la prestigiada clase media.

La lógica nos llevar a pensar, para que un hogar brinque el hoyo de la pobreza, necesita un cierto nivel de ingreso. Por lo tanto, si creció la clase media, también lo hizo el ingreso.

Marcela Garza Aguirre Marcela Garza Aguirre Publicado el
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“La clase media crece en México”, fue la noticia difundida por el Inegi hace un par de días. Una nota que naturalmente levanta sospechas. Volteamos a nuestro alrededor, vemos las cifras del bajo crecimiento de nuestra economía, el aumento en el desempleo, y como que las matemáticas no nos dan.

 Según el INEGI, en 10 años, 4.4 millones de mexicanos se sumaron a la prestigiada clase media.

La lógica nos llevar a pensar, para que un hogar brinque el hoyo de la pobreza, necesita un cierto nivel de ingreso. Por lo tanto, si creció la clase media, también lo hizo el ingreso.

La realidad es que el ingreso no ha aumentado, si no todo lo contrario. 

Según el estudio, “2013 ¿crecimiento económico?”  publicado por el Centro de Investigación en Economía y Negocios, del Tec de Monterrey, en los últimos 6 años, el poder adquisitivo real de nuestros salarios a caído en un 25%. Esto como consecuencia de las políticas monetarias donde castigan el salario para favorecer una inflación baja.

Entonces, ¿qué indicadores se tomaron para medir tal avance?

El estudio del INEGI está basado en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares. De esta se derivan 17 indicadores, la mayoría de ellos asociados al consumo.  Por ejemplo: si algún integrante de la familia cuenta con tarjeta de crédito, tiene computadora, tiene casa propia o está en proceso de pagarla. 

Sin embargo una persona puede obtener todo eso, sin tener un aumento en su ingreso. Simplemente puede hacerlo endeudándose.

Y así ha sucedido. Desde el año pasado venimos arrastrando noticias sobre el aumento en el endeudamiento de los hogares mexicanos en los últimos diez años.

El Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM publicó en febrero del año pasado, que al cierre del 2011 la deuda de los hogares mexicanos al sector bancario equivalía a 14.3% del PIB, siendo este un aumento del 64%, con respecto al 8.7% registrado en el 2000. 

En mayo, igual del año pasado, el FMI, alertó a México sobre el incremento registrado en los créditos hipotecarios y el aumento de la morosidad de los usuarios.

Una olla exprés de deudas que nos puede explotar en cualquier momento. Más cuando se considera nuestro aquello que aun debemos.

No olvidemos que el crédito es una riqueza ficticia, principalmente si este va al consumo y no a la producción. 

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