La compra del año

El ascenso de Netflix se ha convertido en un caso de estudio. En menos de una década, la compañía pasó de ser un servicio de películas por correspondencia a transformarse en uno de los mayores factores de disrupción en la industria de los medios y el entretenimiento.

Cuando se habla de Netflix, inevitablemente se habla de Blockbuster, una compañía que en el año 2000 tuvo la oportunidad de adquirir a la firma de streaming por 50 millones de dólares.

11%
de las ganancias antes de impuestos e intereses de Disney serían aportados por Netflix
Analistas de Breakingviews argumentan que, pese a que el retorno a la inversión de esta adquisición no sea evidente, esta operación puede ser crucial para la supervivencia de Disney

El ascenso de Netflix se ha convertido en un caso de estudio. En menos de una década, la compañía pasó de ser un servicio de películas por correspondencia a transformarse en uno de los mayores factores de disrupción en la industria de los medios y el entretenimiento.

Cuando se habla de Netflix, inevitablemente se habla de Blockbuster, una compañía que en el año 2000 tuvo la oportunidad de adquirir a la firma de streaming por 50 millones de dólares.

Hoy, Netflix cuenta con un valor de capitalización de mercado de 52 mil millones de dólares, mientras que Blockbuster ha liquidado todas sus operaciones, pasando a la historia como un caso ejemplar de las oportunidades perdidas.

Ahora, Disney, un conglomerado de entretenimiento de 179 mil millones de dólares, se enfrenta al mismo dilema de Blockbuster, aunque en condiciones muy diferentes: comprar o no a Netflix.

Pese a que no existen reportes de prensa indicando algún interés o acercamiento entre Disney y Netflix, analistas consideran que es factible que esta operación sea concretada en el 2017.

La firma de inversión Bernstein argumenta que el conglomerado de entretenimiento pagaría hasta 70 mil millones de dólares por Netflix. La adquisición le permitiría compensar el debilitamiento de su negocio central (cadenas de televisión por cable como ESPN), aprovechar una plataforma sólida de 87 millones de suscriptores de video bajo demanda, tomar ventaja de sinergias para la generación de contenido, además de que el director de la firma de streaming, Reed Hastings, entraría a los planes de sucesión de Disney.

Entonces, la pregunta relevante para Disney es si, frente a la maduración de la industria de contenido bajo demanda, el conglomerado debe gastar 70 mil millones de dólares para la adquisición de Netflix en vez de utilizarlos para la construcción de una plataforma de streaming propia.

Cara pero valiosa

El servicio de información Breakingviews de Reuters advierte que las acciones de Netflix se encuentran inusualmente caras para los estándares de la industria. El precio de los títulos de la firma cotiza 100 veces sus ganancias.

Sin embargo, ésta no sería la primer apuesta arriesgada de Disney. En el 2006, la compañía adquirió el estudio de animación Pixar por un precio en el que las acciones cotizaban 50 veces sus ganancias.

Asimismo, en agosto,  Disney gastó mil millones de dólares para adquirir una participación en la firma BAMTech, la cual provee el servicio de streaming de las Ligas Mayores de Béisbol.

Analistas de Breakingviews argumentan que, pese a que el retorno a la inversión de esta adquisición no sea evidente, esta operación puede ser crucial para la supervivencia de Disney: “A veces hay algo más en juego, como realizar un salto tecnológico y asegurar al líder correcto”.

La operación de adquisición representaría casi el 40 por ciento del valor de capitalización de mercado de Disney, pero aportaría menos del 25 por ciento de los ingresos y apenas 11 por ciento de las ganancias antes de intereses e impuestos.

No obstante, Bernstein es optimista sobre este acuerdo: “En cinco años, los inversionistas verán hacia atrás y dirán ‘pudo haber sido una buena idea en 2017, pero ahora es muy tarde’”.

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