El líder del Movimiento de Regeneración Nacional se encontró ayer con una militancia dividida en Nuevo León.

La visita de Andrés Manuel López Obrador a la ciudad de Monterrey estuvo cargada de inconformidades, un aparato seccionado y militantes vestidos de luto.

Algunos de los asistentes al salón Canadá de Cintermex anunciaron desde antes del evento su posición en desacuerdo con la manera en que se barajan las postulaciones en el partido Morena.

En un mes –poco más, poco menos– el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) obtendrá su registro como partido político por lo que, el próximo año, podrá participar en las elecciones intermedias.

Así lo asegura Andrés Manuel López Obrador, quien ayer informó que la fuerza política que encabeza ya cumplió “con creces” presentando todos los requisitos legales.

Realizaron 34 asambleas estatales de las 20 requeridas y presentaron ante la autoridad electoral un padrón de poco más de 600 mil militantes, siendo que el mínimo requerido es de 210 mil. 

Más que la presentación de un libro, se trató de un mitin político de Morena, en el que los delegados del partido político en ciernes, venidos de todos los Estados del país, casi llenaron los 1344 lugares del Teatro de la Ciudad de México. 

Y fue un “casi”, porque al evento no asistieron todos los invitados especiales VIP que tenían su lugar reservado en los primeros lugares de la luneta del teatro. 

Desde su primera campaña presidencial en 2006, Andrés Manuel López Obrador no había puesto pausa a su actividad política.

Ni el controvertido resultado electoral cuando compitió contra Felipe Calderón, ni su derrota hace un año ante Enrique Peña Nieto lo habían frenado. 

Pero ayer, un inesperado golpe a su salud interrumpió su actual lucha contra la privatización del petróleo y su liderazgo al frente de MORENA.