El arqueólogo esloveno Ivan Ṡprajc se ha dedicado a recorrer esos territorios selváticos en busca de nuevos vestigios. Foto: Especial

Hallan monumental ciudad maya en Campeche: Ocomtún o “columna de piedra”

Un equipo liderado por el arqueólogo esloveno Ivan Sprajc encontró una ciudad maya en la reserva ecológica de Balamkú, que se extiende sobre unas 50 hectáreas con pirámides de hasta 15 metros de altura

La frondosa selva de Campeche no deja de revelar tesoros mayas escondidos. Un equipo de investigadores, dirigido por el arqueólogo esloveno Ivan Ṡprajc, halló recientemente entre esa espesa vegetación una extensa antigua ciudad maya, nunca antes registrada.

Bautizada como Ocomtún o “columna de piedra”, en maya yucateco, por la cantidad de columnas cilíndricas de piedra  encontradas en el lugar, el sitio se extiende sobre unas 50 hectáreas con pirámides de hasta 15 metros de altura.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la antigua ciudad se ubica en la reserva ecológica de Balamkú, que colinda con la carretera Escárcega-Chetumal y  la Reserva de la Biósfera de Calakmul, y es parte de “una extensa área prácticamente desconocida para la arqueología”.

Ṡprajc, investigador del Centro de Investigaciones de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, lleva casi tres décadas explorando esos territorios con un equipo de especialistas y el aval del INAH. Sus pesquisas esta vez revelaron la existencia de esa monumental ciudad que, según el experto, “fungió como un centro importante a nivel regional, probablemente, durante el periodo Clásico (250-1000 d.C.)”.

En entrevista con Reporte Índigo, el arqueólogo y epigrafista maya Octavio Esparza Olguín, quien también forma parte del  equipo de exploración, destaca que se trata de un hallazgo trascendental porque nunca antes se había tenido ningún tipo de registro arqueológico en esa zona:

“Expediciones anteriores o instituciones en el pasado no se habían adentrado a estas áreas de la parte central del Estado de Campeche para la documentación de sitios arqueológicos. Es un área muy importante para nosotros porque los hallazgos o toda la documentación de estos sitios es algo nuevo”
Octavio Esparza OlguínArqueólogo

La ciudad maya estaba enterrada entre la vegetación

Según el investigador del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la presencia de esos vestigios se logró gracias a un mapeo láser aerotransportado con tecnología LiDAR, la cual permite develar vestigios ocultos en sectores de tupida vegetación.

“Esto fue muy importante y nos ahorró mucho trabajo porque teniendo este tipo de mapeo sabemos exactamente dónde se encuentran los asentamientos y cuando uno se adentra a la selva, podemos navegar o ver en una pantalla este mapa LiDAR e ir recorriendo a lo seguro todos estos núcleos arquitectónicos y averiguar qué es lo que resguardan”.

Ese escaneo fue realizado en marzo de este año por  el National Center for Airborne Laser Mapping, de la Universidad de Houston, Estados Unidos, y  reveló la presencia de una gran cantidad de concentraciones de estructuras prehispánicas.

“La mayor sorpresa resultó ser el sitio ubicado en una ‘península’ de terreno elevado, rodeada por extensos humedales. Su núcleo monumental cubre más de 50 hectáreas y cuenta con diversos edificios de grandes dimensiones, incluyendo varias estructuras piramidales de más de 15 metros de altura”, según declaraciones de Ṡprajc.

Si Ocomtún permaneció oculta en la selva por siglos fue gracias a su ubicación, una zona de difícil acceso que, según Esparza Olguín, también la ha protegido de saqueos y depredaciones: “Son áreas de muy difícil acceso, no hay carreteras o infraestructuras como terracerías o caminos  por donde llegar; prácticamente es adentrarse en la selva, hacer chapeos o detectar callejones antiguos madereros o los que usaban los chicleros en la década de los 70s”.

La ciudad maya de las “columnas de piedra”

La prospección en terreno fue realizada hace apenas dos meses y uno de los aspectos que más llamó la atención de los arqueólogos fue la presencia de las numerosas columnas cilíndricas que originalmente debieron ser parte de las entradas a los aposentos superiores de los edificios y que, según el investigador de la UNAM, fueron reutilizadas en etapas posteriores:

“Hay una concentración que no habíamos visto anteriormente en otros asentamientos. Estas columnas de piedra no son nada extrañas, en otros sitios las hemos detectado, pero aquí vemos un uso más fuerte, por eso el nombre. En un primer momento fueron utilizadas para los templos, pero en épocas posteriores fueron reutilizadas o recolocadas por los mismos pobladores del asentamiento con otros fines”.

Según el INAH, una de las áreas que destaca del sitio es  el sureste, donde hay tres plazas dominadas por imponentes edificios y rodeadas por varios grupos de patio. “Entre las dos plazas mayores se extiende un conjunto compuesto por diversas estructuras bajas y alargadas, dispuestas casi en círculos concéntricos; también se incluye un juego de pelota”, detalla el arqueólogo esloveno.

El investigador asegura que Ocomtún sufrió alteraciones en el periodo Clásico Terminal (800-1000 d.C.), tal como se deduce de los adoratorios al centro de patios y plazuelas, con elementos constructivos que fueron extraídos de los edificios aledaños.

Una práctica que refleja “cambios ideológicos y poblacionales en tiempos de crisis que, finalmente, para el siglo X, condujeron al colapso de la compleja organización sociopolítica y el drástico decremento demográfico en las Tierras Bajas Centrales mayas”.

Un Indiana Jones en tierras mayas

Por casi tres décadas, el arqueólogo esloveno Ivan Ṡprajc se ha dedicado a recorrer esos territorios selváticos en busca de nuevos vestigios y, como un auténtico Indiana Jones, sus exploraciones siempre llevan a algo.

Hace casi una década, el arqueólogo y su equipo ubicaron tres nuevos sitios en la Reserva de la Biosfera de Calakmul: Lagunita, Tamchén y Chactún.

“El hallazgo de un sitio mayor es siempre una experiencia excepcionalmente emocionante; la satisfacción es directamente proporcional a los esfuerzos invertidos”, declaró entonces en una entrevista.

Por ahora, comenta Esparza Olguín, la primera temporada del proyecto culminó y se dedicarán a analizar los restos cerámicos y arqueológicos localizados. Lo siguiente será continuar la exploración para “tener más certezas sobre el proceso de ocupación de otros sitios más pequeños alrededor, tener un panorama global de la ocupación de esta área y entender la cronología no sólo de este sitio, sino  del  panorama regional”.

El equipo de exploración

El hallazgo de este sitio es parte de la primera temporada del proyecto “Ampliando el panorama arqueológico de las Tierras Bajas Centrales mayas”, aprobado por el INAH y encabezado por el arqueólogo Ivan Ṡprajc.

En el equipo también participan el epigrafista maya Octavio Esparza Olguín, el geodesta Aleš Marsetič, el maestro Atasta Flores Esquivel, los arqueólogos Quintín Hernández Gómez y Vitan Vujanović, así como  trabajadores de comunidades cercanas.

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