Los documentos están en la Bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH). Foto: Especial

Códices de San Andrés Tetepilco. La historia detrás de su recuperación

El INAH pagó 9.5 millones de pesos por estos documentos de finales del siglo XVI que eran propiedad de una familia mexicana. Sus páginas cuentan la historia de dicho pueblo

Por siglos permanecieron ocultos del ojo público, como una reliquia familiar que se heredó por generaciones, hasta que hace 15 años la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) María Castañeda de la Paz supo de su existencia a través de imágenes.

“Fui a la oficina de una persona en Coyoacán y él me lo mostró en su computadora. Me dijo que la familia tenía tres documentos, pero no me dijo el nombre. No me dijo nada, simplemente querían saber si era realmente antiguo o si era una falsificación. Nosotros trabajamos mucho códices y nada más verlo podemos decir sí es de verdad y, bueno, casi me da algo”, contó emocionada con voz entrecortada la investigadora al recordar el momento en que se topó con las primeras pictografías de lo que han bautizado como Códices de San Andrés Tetepilco.

Se trata de tres documentos virreinales que corresponden a un mapa de la fundación de Tetepilco, pueblo nahua de agricultores y pescadores situado en los territorios actuales de Iztapalapa;  el Inventario de la iglesia de ese lugar y la Tira de Tetepilco.

Tras un proceso de autentificación y análisis específicos, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la UNAM lograron determinar que esos papeles viejos eran valiosos documentos virreinales que  datan de finales del siglo XVI e inicios del XVII y cuentan la historia de dicho pueblo, así como la fundación y caída de Tenochtitlan.

Para adquirirlo, el instituto tuvo que pagar 9.5 millones de pesos que fueron recaudados por el Patronato del INAH AC.

¿Por qué es importante la Tira de Tetepilco?

Las razones por las que un particular tenía en sus manos esta joya documental no quedan claras. Tampoco se conoce la identidad de esa familia mexicana que, según el INAH, pidió permanecer en el anonimato. Lo que sí se sabe ahora es que uno de esos documentos puede considerarse la continuación de la Tira de la Peregrinación o Códice Boturini, que ha sido una de las principales fuentes sobre la historia de los mexicas.

“El códice que ahora se está presentando, principalmente la actividad de la llamada Tira de Tetepilco comprende desde el año 1300 hasta principios del siglo XVII, pero si lo conjuntamos con la Tira de la Peregrinación, que abarca desde la salida de los mexitin de Aztlán hasta el cautiverio en Colhuacan, podemos empatar esos dos códices y lograr una reconstrucción”, destacó el historiador Rafael Tena Martínez en el Museo Nacional de Antropología, durante la presentación de los documentos a medios.

El investigador emérito del INAH y  uno de los mayores estudiosos de los antiguos nahuas del centro de México destacó que se trata de un gran hallazgo documental debido a que, aunque existen varios códices de la época del contacto español y mexica, la mayoría de ellos están en bibliotecas de Europa o Estados Unidos:

“Por eso es una maravilla que después de varios siglos sigan apareciendo materiales nuevos interesantísimos y muy bellos, que vienen a enriquecer nuestro patrimonio nacional, el conocimiento de nuestra historia y a brindarnos la oportunidad de acercarnos a estas fuentes”.

En agosto se publicará un libro con la historia y estudios realizados a estos tres códices y, más adelante, se exhibirán junto con el Códice de Boturini para tener el contexto histórico de lo que narran ambos textos

Los estudios de autentificación

Hoy los Códices de San Andrés Tetepilco se resguardan bajo estrictos protocolos de conservación en la Bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH). Antes de ser parte de la valiosa colección de códices que ahí se resguardan, el director de la biblioteca Baltazar Brito Guadarrama convocó antes de la pandemia a un grupo de expertos para autentificar este documento y tras estudios minuciosos con tecnología moderna decidieron adquirirlo.

Los análisis de materiales fueron realizados por la restauradora Marie vander Meeren y  el físico José Luis Ruvalcaba Sil, quien desde hace varios años utiliza equipo portátil de punta para estudiar el patrimonio cultural en sitio.

Ese estudio, explicó  Ruvalcaba Sil, determinó que los códices fueron realizados sobre papel amate y para la elaboraciónn de las imágenes se utilizó una paleta cromática de colores rojo, amarillo, azules, verdes, ocres y marrones, logrados con tintes obtenidos de plantas, animales o minerales.

“Aplicamos otras técnicas de imágenes que nos revelaron, por ejemplo, correcciones o modificaciones en los códices, en los glifos”, detalló a Reporte Índigo el especialista de la UNAM, quien agregó que continuarán con estudios para profundizar en la información ya obtenida.

Queremos corroborar cuantos tlacuilos participaron. En el documento de la fundación se pudo observar imágenes subyacentes en papel de reuso donde tenemos escenas prehispánicas y del periodo colonial, también queremos profundizar en eso”, agregó.

Por su parte,  el historiador Rodrigo Martínez Baracs refirió que posiblemente estos tres códices fueron mandados pintar por las autoridades indígenas de San Andrés Tetepilco en la primera mitad del siglo XVII “con el fin de presentarlos ante las autoridades españolas que los recibían como documentos probatorios y obtener algún beneficio, tal vez para independizarse de Tenochtitlan y tener gobierno o cabildo propio”.  Por ahora, añadió, es imposible saberlo. Sin embargo, ante hallazgos fortuitos como este, no descartó que un día aparezcan más códices o documentos de la época que ayuden a armar el rompecabezas de ese pueblo originario del Valle de México.

Contenido de los códices

Tira de Tetepilco: Está compuesta por 20 láminas plisadas en biombo y narra la historia de Tenochtitlan, desde su fundación en 1300, el registro de los señores mexicas que la gobernaron; la llegada de los españoles, en 1519, y el periodo virreinal, hasta 1611.

Mapa de la fundación de Tetepilco: contiene información histórico-geográfica del pueblo y aparecen ubicados topónimos como Culhuacan, Tepanohuayan, Cohuatlinchan, Xaltocan y Azcapotzalco.

Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco:  Está formado por dos hojas de papel amate pegadas y registra una lista de los bienes de dicho templo.

Transacción legal

Según el director de la BNAH, Baltazar Brito Guadarrama, la adquisición de estos códices por 9.5 millones de pesos fue legal, siguiendo los lineamientos marcados por la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos. Explicó que al ser un bien histórico, es decir, fechado en el siglo XVII,  es “ susceptible de traslado de dominio”, por lo que la familia que lo tenía no incurrió en delito.

“Los  bienes históricos pueden tenerse. Tú puedes tener en tu casa una pintura de la época virreinal porque la heredaste de tu familia, no es un delito. Lo que no se puede es sacar del país, de acuerdo a la Ley. Los bienes arqueológicos, por otro lado, no se pueden ni sacar del país ni vender ni hacer absolutamente ningún tipo de transacción”, explicó.

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