Ni con padrino

El Gobernador de Chihuahua, César Duarte, está disfrutando de una tensa calma que terminará una vez pasada la elección del 7 de junio. Una vez que los comicios se hayan concretado, las denuncias por enriquecimiento ilícito, aunadas a las que ya tiene por sus inversiones en el Banco Progreso, lloverán en su entidad. Nos dicen que el mandatario no está midiendo con lógica y razón lo que se acerca. Aseguran las fuentes que ahora sí, cuando se venga la tormenta, ni su padrino, el senador priista Emilio Gamboa, va a querer meter las manos al fuego por él.

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El Gobernador de Chihuahua, César Duarte, está disfrutando de una tensa calma que terminará una vez pasada la elección del 7 de junio. Una vez que los comicios se hayan concretado, las denuncias por enriquecimiento ilícito, aunadas a las que ya tiene por sus inversiones en el Banco Progreso, lloverán en su entidad. Nos dicen que el mandatario no está midiendo con lógica y razón lo que se acerca. Aseguran las fuentes que ahora sí, cuando se venga la tormenta, ni su padrino, el senador priista Emilio Gamboa, va a querer meter las manos al fuego por él. Las cosas en Chihuahua prometen ponerse color de hormiga.

Preocupación tricolor

Al interior del PRI se encendieron las alarmas. La declinación de Fernando Elizondo, hoy excandidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Nuevo León, a favor de Jaime Rodríguez “El Bronco”, saben que no es una señal alentadora. En primer lugar porque es un movimiento que se convierte en un aval moral para Rodríguez y la definición de una buena cantidad de electores que no tenían claro por quién votar. Y eso pone un cierre de campaña como para morderse las uñas. Elizondo se convierte además en un puente entre el aspirante independiente y un grupo del empresariado regiomontano. Estas dos señales son dignas de preocupación y efectivamente el PRI lo está. En el círculo del gobernador Rodrigo Medina ayer se comentó que más que tiempos de preocupación los que vienen son tiempos de ocupación, de ponerse las pilas. La elección en Nuevo León es desde este momento, sin duda, la más interesante de toda la próxima jornada electoral.

La despedida

Se puede decir que era un ave de las tempestades. Juan Molinar Horcasitas era combativo, frontal, ácido en el debate. Ocupó cargos de alto nivel cuando su partido, el PAN, luego de décadas logró llegar a la Presidencia de la República. Mordaz con su eterno adversario, el PRI. Cocinero, amante de la literatura, como todo político un personaje controvertido. Ayer logró que de los más altos funcionarios de la actual administración federal, de la que fue un crítico implacable, estuvieran en su funeral. Descanse en paz.

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