Sin duda que la detención de José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, mereció el aplauso de todos.
Sin embargo nunca faltan los mal pensados que sostienen que la detención de Abarca no fue precisamente en el lugar que se supone que fue, como ocurrió en el caso de Florence Cassez.
En apoyo de su tesis afirman que resulta más que sospechoso que en la detención de los Abarca solamente participaron los cuerpos “de elite” de la Policía Federal, en secreto.
En segundo lugar: que el operativo fue sospechosamente tan discreto, que ni los vecinos, como tampoco los perros lugareños, se dieron cuenta del suceso.
Y en tercero, que hasta ahora la Policía Federal no ha dicho si llevaban orden de cateo que les permitiera introducirse legalmente al lugar.
Lo anterior, sin contar que la Policía Federal tiene su Centro de Mando precisamente en Iztapalapa, tal y como sucedió cuando los norteamericanos encontraron a Bin Laden cerca de su base de operaciones.
Ojalá los mal pensados no tengan razón, porque en honor a la verdad, el presidente Peña Nieto, a diferencia de Felipe Calderón, ha hecho un gran esfuerzo para que cuerpos de seguridad del Estado respeten los derechos humanos.
Corrupción en Chihuahua
En Chihuahua la inseguridad es el tema de hoy. César Horacio Duarte parece rebasado por la realidad de un estado que, en teoría, había recuperado la normalidad después de lo que ocurrió en Ciudad Juárez hace unos años. Violencia entre grupos criminales y aparición de cadáveres asociados a los enfrentamientos de las mafias son la constante actual en la entidad.
Mientras eso ocurre, el gobernador simplemente no atina a articular ni siquiera un discurso que al menos haga creer a la sociedad que se trabaja para contener el fenómeno delictivo y sus consecuencias.
¿Qué sigue?
Además de encontrar los estudiantes desaparecidos, lo que podría seguir en el guión es que distintas voces exijan que el pacto por la seguridad tenga como objetivo desaparecer a las policías municipales y estatales, para establecer el mando único en la Policía Federal.
Es decir, hacer realidad el sueño dorado de Genaro García Luna.
Nada más para que nos demos cuenta de lo que esto significa, hay que decir que según el INEGI, en el 2010 había más de 377 mil policías estatales y municipales.
¿Podríamos imaginar el poder que tendría una persona si casi medio millón de efectivos de seguridad estuvieran bajo su mando?