Estados Unidos y la campaña

Primero fueron las denuncias, acusaciones y amenazas que pesaban desde Estados Unidos contra los últimos tres gobernadores priistas de Tamaulipas.

Pasaron los meses y pese a las evidencias, nada se concreta. Semana tras semana se dice que ahora si, que ya van por uno, que ya van por otro, pero todo está en el aire.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Primero fueron las denuncias, acusaciones y amenazas que pesaban desde Estados Unidos contra los últimos tres gobernadores priistas de Tamaulipas.

Pasaron los meses y pese a las evidencias, nada se concreta. Semana tras semana se dice que ahora si, que ya van por uno, que ya van por otro, pero todo está en el aire.

Vino luego la posición de que los Estados Unidos lucharía codo a codo con México para abatir la corrupción buscando impedir que el narco ganara el gobierno. ¿Para quién era el mensaje?

Y ahora se anuncia desde la unión americana que van tras Javier Vilarreal, el que fuera tesorero del gobierno coahuilense de Humberto Moreira. Y vuelve a ponerse sobre la mesa una catarata de preguntas.

¿De verdad tienen los Estados Unidos una agenda para ir sobre los políticos priistas corruptos?

¿Es una urgencia de influir en la elección presidencial 2012 para impedir que el PRI vuelva a Los Pinos? ¿O el uso de los vecinos es meramente un escudo que usa el gobierno calderonista para que no se le acuse de guerra sucia ante el IFE?

Si como anuncian los fiscales norteamericanos el tesorero moreirsta está bajo la lupa y el acoso de las autoridades norteamericanas es real, hay que darle la lectura correcta.

Un tesorero estatal es demasiada poca cosa para que el gobierno norteamericano se involucre de gratis en un asunto que tendrá alcance internacional.

A lo mejor lo que se está precipitando es una crisis electoral cuyos efectos de los dineros de Coahuila terminen convirtiéndose en un torpedo que pegue en la línea de flotación de la campaña de Enrique Peña Nieto.

El hecho es delicado considerando que si la presunta captura y/o denuncia se hace esta misma semana, sin duda se convertirá en el epicentro del primer debate de la campaña presidencial programado para el próximo domingo.

Será cuestión de días para que por si mismo se confirme o se desmienta.

LA BATALLA POR EL DF

Cualquiera que se de una vuelta por la Ciudad de México tendrá claro que la plaza está tomada políticamente por el candidato de la coalición de izquierda Miguel Angel Mancera.

Su imagen, su estilo personal, su discurso mesurado, está prendiendo fuerte entre los habitantes de una metropoli que vio como en los últimos dos gobierno perredistas se mejoraron los índices de seguridad y su calidad de vida.

Nadie cuestiona hoy que después de los gobiernos amarillos y asoleados de Cárdenas, López Obrador y Ebrard, la ciudad de México es un mejor lugar para vivir que muchas otras capitales. Monterrey, por ejemplo.

Quizás esa sea una de las causas por las que la campaña priista de Beatriz Paredes no termina de prender como  se esperaba. Sobre todo cuando va por la revancha.

Mujer de trayectoria, inteligente, probada en los resultados, la que desde la presidencia del PRI le recuperó la mayoría en el Congreso en 2009, se le ve poco, casi en solitario, abandonada por los suyos.

Pareciera como si la disfuncionalidad de los priistas en el DF los resignaran a volver a perder la ciudad capital, y prefieren repleagar sus artillerías a aplastar en el Estado de México.

Ni que decir de Isabel Miranda de Wallace, cuya campaña se inició con las más altas expectativas ciudadanas, pero que viene debilitándose de la mano del naufragio de la campaña panista de Josefina Vázquez Mota.

Desangelado lució el discurso de la aspirante azul al gobierno del DF, a pesar de tener a su lado a la candidata presidencial, al presidente del PAN, Gustavo Madero y al coordinador de la campaña josefinista, Roberto Gil.

La mercadotenia y la pirotecnia aplicada para dar el banderazo de la Wallace en la rotonda de La Palma, en la avenida Reforma, al parecer no fueron suficientes para volver a empezar. Hará falta mucho más.

Por eso lo dicho. Bajo el ala protectora de Marcelo Ebrard, la candidatura de Miguel Mancera se fortalece cada día más como la imbatible. ¿Será?

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