El daño a una, lo hacen a todas

¿Discriminación o no discriminación, igualdad de derechos o cosa del pasado, feminismo o pendejadas de acomplejados? 

Éstas  son interrogantes que rondan en la mente cuando son puestos sobre la mesa los temas de equidad de género, o cuando nos cuestionamos si el mundo está regido por una visión masculina.

Tatiana Clouthier Tatiana Clouthier Publicado el
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¿Discriminación o no discriminación, igualdad de derechos o cosa del pasado, feminismo o pendejadas de acomplejados? 

Éstas  son interrogantes que rondan en la mente cuando son puestos sobre la mesa los temas de equidad de género, o cuando nos cuestionamos si el mundo está regido por una visión masculina.

Masculina o no, pero los últimos acontecimientos sucedidos en Nuevo León relacionados al IMSS y las declaraciones del Luis Walton en Acapulco, muestran: insensibilidad, incomprensión y sobre todo desconocimiento de lo que hacen las mujeres que trabajan, lo que sufren cuando son ultrajadas o violadas, cuando son tratadas como objeto o como seres invisibles.

Iniciemos con el caso de Walton.  

¿Cómo es posible que un hombre con el conocimiento y la capacidad técnica de el alcalde de Acapulco haya podido referirse a la violación de seis mujeres de nacionalidad ibérica como algo que puede pasar en cualquier lugar del mundo?

Efectivamente, en todos lados tristemente se violan mujeres y niños, pero eso no es para que lo demos por sentado y lo veamos  como algo normal. 

La incidencia no da derecho a considerar que cada una de esas personas es un número más. 

¿Qué pasaría si a Don Luis le violaran a su madre o a su hija? Sería su comentario igual, o lo trataría de manera diferente? 

La historia demuestra que las consideraciones cambian totalmente.

Así también pienso que quien tomó la decisión de recortar los horarios en las guarderías del IMSS de Nuevo León, no tienen la menor idea por lo que pasa una madre que tiene que trabajar y no sabe dónde dejar a sus hijos. 

Ahora el problema será doble, pues la madre tendrá que decidir entre su angustia, por no saber dónde dejarlos, o perder el empleo por no cumplir con los horarios. 

Tristemente, no todas las mamás tienen una “abuela” que pueda entrar al quite, o quien pueda apoyarles para recoger a sus pequeños. 

Aún no hay horarios corridos en el 90 por ciento de las empresas, solamente en el submundo de la burocracia gubernamental. 

Como mujeres debemos de solidarizarnos y exigir un trato digno a nuestro cuerpo, a nuestra persona y sobre todo de cómo se dirigen a nosotras. 

Así mismo este es el momento de mostrar: “lo que hacen a una, nos lo hacen a todas”.

O de lo contrario llegará el día en que la violación esté en casa y hasta entonces reaccionaremos, o que simplemente las puertas del empleo se sigan cerrando porque no hay dónde dejar a los niños.

Posdata: Un hombre me comentó que los hombres no tienen el derecho a la guardería. ¿Y entonces qué hacen los padres solos?… 

Es una buena pregunta para l@s legisladores. 

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