Con los sucesos de los últimos días, Venezuela entró en una de las mayores crisis políticas institucionales de su historia: un gobierno debilitado y dividido al interior y una imagen exterior severamente deteriorada.
Tras el golpe de estado de facto y la posterior marcha atrás, pasando por los álgidos momentos de tensión, quedó en evidencia la fragilidad democrática en la nación sudamericana que se aproxima al final del sueño de la revolución bolivariana, iniciada por Hugo Chávez en la década de 1990.
Carlos Salazar