Niñas afganas reciben libros y clases gratuitas a través de Pen Path, la organización fundada por el activista detenido. Foto: Especial

Matiullah Wesa, el activista afgano que fue detenido por fomentar la educación a las niñas

A días de la detención del activista Matiullah Wesa, promotor de la educación para las niñas en Afganistán, aún se desconoce su paradero; una situación que líderes sociales y organizaciones culpan a los talibán por su gobierno radical

Un activista afgano fue arrestado por fomentar la educación a las niñas. Se trata de Matiullah Wesa.

Personas sin identificar que viajaban en un vehículo camuflado fueron quienes detuvieron a Wesa el 27 de marzo pasado y al cierre de esta edición sigue sin conocerse su paradero.

Wesa es fundador y presidente de Pen Path, un grupo no gubernamental que se dedica a brindar educación y fomentar la lectura por todo Afganistán. Cuando llegan a uno de sus destinos le ofrecen libros a docenas de niñas, quienes a la par reciben una clase impartida por Mantiullah.

Además de esas actividades, el grupo hace campaña en favor de la reapertura de las escuelas para niñas, las cuales fueron cerradas semanas después del regreso de los talibán al gobierno afgano aun cuando prometieron no hacerlo.

En uno de sus últimos mensajes compartidos en redes sociales, el activista dijo estar reunido con lugareños para hablarles de la importancia de la reapertura de las escuelas para niñas. Aseguró que seguiría con su protesta si las instalaciones educativas permanecían cerradas.

Parte de la labor de Wesa también era reunirse con representantes de diversas organizaciones internacionales, como la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), para incrementar la ayuda a su labor.

Exigen liberar al activista

Cuando se informó de la desaparición de Wesa, los organismos no tardaron en manifestarse, pidiendo que se informara sobre el paradero del activista, los motivos de su detención, se le garantizara el acceso a una representación legal y lo contactaran con su familia.

Jeremy Laurence, portavoz de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, compartió a través de un comunicado que nadie debe ser detenido por opinar públicamente en defensa de sus derechos fundamentales y los de otras personas.

“La detención como castigo por el ejercicio legítimo de derechos fundamentales, como son el derecho a la libertad de opinión y expresión, es arbitraria conforme con la legislación internacional de derechos humanos”, detalló Laurence.

Amnistía Internacional y la UNAMA también exigieron conocer el paradero y lla liberación de Wesa, mientras que Hannah Neumann, miembro del Parlamento Europeo, calificó como “héroe nacional” y “amigo” al activista por llevar educación “a quienes la anhelan sin importar dónde y sin importar quién gobierne”.

La Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, y su padre, Ziauddin Yousafzai, de igual manera se unieron a quienes piden justicia por Matiullah Wesa. A través de redes sociales no sólo exigieron la liberación del activista, sino de todos aquellos que han sido detenidos por el régimen talibán.

De acuerdo con Salem Wahdat, excónsul general de Afganistán en Vancouver, hace más de 560 días fue que empezó la prohibición de la educación secundaria para niñas en territorio afgano, y más de 100 días del veto de la educación universitaria para mujeres.

Avanza el gobierno islamista

Previo a que los talibán prohibieran la educación a las mujeres, sus representantes confirmaron que no regresarían a las reglas que mantuvieron durante su primer gobierno, de 1996 a 2001.

Sin embargo, no tardaron más de un mes en dar el primer paso hacia las represiones. En septiembre de 2021, cuatro semanas después de que tomaran el control del país, las escuelas secundarias no permitieron el ingreso a niñas ni a profesoras.

Los talibán sólo autorizaron que las niñas recibieran educación hasta sexto grado, por lo que también las estudiantes universitarias dejaron de tener clases.

Días antes de prohibir el derecho a la educación, fue clausurado el Ministerio para Asuntos de la Mujer, encargado de promover los derechos de las mujeres desde 2001, año en el que las tropas estadounidenses llegaron al territorio.

Después de limitar la educación, los talibán comunicaron que las mujeres debían usar obligatoriamente un velo, o burka, para cubrir sus rostros. Quienes no cumplieran con esa regla, su tutor varón debía enfrentarse a un juicio y ser encarcelado por tres días.

En las escuelas también se solicitó el diseño de uniformes para niñas que representen la cultura afgana; es decir, con velo incluído.

Por otro lado, por orden de los islamistas las mujeres también se vieron obligadas a ir acompañadas a sus trabajos por su tutor o un miembro varón de su familia y, en caso trasladarse a más de 70 kilómetros de su casa, viajar con figuras masculinas.

En el aspecto cultural, el gobierno islamista prohibió estatuas que representaran otras religiones. Al final de su primer mandato llegaron a destruir Budas por ser considerados “blasfemos”.

Con estas medidas los talibán regresaron casi por completo a las reglas establecidas en su primer gobierno.

Todas estas medidas estaban prohibidas durante la presencia militar estadounidense. Sin embargo, por orden del presidente Joe Biden desocuparon el territorio a mediados de 2021. El demócrata declaró que se habían invertido millones de dólares y como resultado sólo obtenían soldados caídos, una herencia que el mandatario no estaba dispuesto a dejar a sus siguientes sucesores.

Desde entonces la aprobación del jefe de Estado se fue a la baja, tomando en cuenta que su decisión provocó el regreso de los talibán a Afganistán y con ello la represión social y política en el país.

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