Se perfila que Attal como primer ministro será, a diferencia de sus antecesores, una figura totalmente leal a Macron. Foto: Especial

Se inicia la era Attal en Francia: así asume el nuevo primer ministro

Gabriel Attal, de 34 años, sucede a la experimentada Élisabeth Borne quien dimitió en los primeros días de 2024 en medio de una tensión política después de una reforma a las pensiones establecida por decreto

En un año en el que el gobierno francés enfrenta presiones desde los rincones más extremos de la derecha, elecciones en el Parlamento europeo y un legislativo que gobierna con minoría, el presidente Emmanuel Macron decidió nombrar como primer ministro a Gabriel Attal después de la renuncia de la experimentada Élisabeth Borne.

Con tan solo 34 años, Attal es la persona más joven en ocupar el cargo. Proveniente del seno de una familia burguesa e intelectual, su padre fue abogado y productor de cine. Gabriel Attal estudió en escuelas de prestigio, como el École Alsacienne y Science Po, dónde aún como estudiante demostró su interés en la política al participar en la candidatura presidencial de Ségolène Royal en 2007.

Fue durante su tiempo en la selectiva universidad parisina donde comenzó a militar en el Partido Socialista, y de la mano de la ministra de salud y asuntos sociales, Marisol Touraine, ocupó su primer puesto en la administración pública.

Su camino con los socialistas franceses fue corto aunque fructífero, pues con ellos ocupó un puesto de concejal debido a que en 2017 abandonó la militancia para unirse a d’En Marche, movimiento político de Emmanuel Macron.

En el partido del presidente, Attal ha vivido un ascenso meteórico. Diputado, portavoz del partido, secretario de estado del Ministerio de Educación Nacional, ministro de Cuentas Públicas y de Educación Nacional, son los puestos que el político ha ocupado durante las administraciones de Macron.

Hasta ahora, Attal es el ministro mejor posicionado en las encuestas de opinión. Con una relación formal con el eurodiputado Stéphan Séjourné, a quien conoció durante su trabajo con el ahora mandatario antes que este ocupara la presidencia, su nombre se posiciona para reemplazar a Macron antes de que finalice 2027.

Los retos que se avecinan

Daniel Edgar Muñoz Torres, jefe de la carrera de Relaciones Internacionales y catedrático de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón de la UNAM, opina que el recién nombrado primer ministro enfrentará una batalla cuesta arriba tanto en Francia como en las elecciones para el Parlamento Europeo.

“Uno de los temas más importantes tiene que ver con el manejo de la migración. Francia es un país donde se ha generado una gran controversia por la cuestión migratoria, y es de donde la extrema derecha se ha apuntalado para tratar de atacar; entonces, este gobierno tiene que responder de manera que la población sienta que se está haciendo algo en el tema migratorio y, por otro lado, sin contravenir los principios de asilo de la Unión Europea”, apunta el académico.

Muñoz Torres también comenta que los retos en política interna, en especial con el gasto público y los servicios sociales, serán un tema a atender para el nuevo primer ministro.

“En los últimos años se tomaron medidas que han generado fuertes críticas al gobierno, como aumentar la edad de pensión o disminuir el gasto público en salud y educación, y todo eso es algo que los franceses, como una sociedad muy progresista, están criticando”, señala el profesor.

Se perfila que Attal como primer ministro será, a diferencia de sus antecesores, una figura totalmente leal a Macron, quien después de nombrar a su nueva mano derecha declaró que podía contar con su energía y compromiso.

La caída de Élisabeth Borne

La exprimera ministra francesa y segunda mujer en ocupar el cargo, Élisabeth Borne, dimitió por tensiones políticas con el presidente.

A mediados del pasado diciembre, por ejemplo, Macron dio su respaldo a una controvertida ley de migración que fortalece las capacidades del gobierno para deportar a migrantes y dificulta el acceso de extranjeros a programas sociales.

La ley de migración fue criticada por muchos en la izquierda francesa por alinearse con las ideas de extrema derecha de Marine Le Pen, quien consideró la ley como una victoria ideológica, y vio esta decisión del gobierno como un viraje a la derecha de cara a las elecciones europeas de este año.

A la renuncia de Borne le precede un año tumultuoso en lo que fue una administración complicada. Después de perder la mayoría parlamentaria, la primera ministra tuvo que recurrir a diversas maniobras parlamentarias y poderes constitucionales extraordinarios para pasar legislación en un sistema en el que su movimiento de centro pierde terreno ante posiciones más extremistas.

Entre los problemas a los que se enfrentó Borne en su año y medio de gobierno resaltan las protestas masivas, en ocasiones bastante violentas, que siguieron a la propuesta de ley de aumentar la edad del retiro de 62 a 64 años y los disturbios ocasionados por el asesinato de un adolescente a manos de la policia a las afueras de París.

A pesar de los problemas de su administración, el presidente Macron declaró que su trabajo había sido “excepcional”.

Para Muñoz Torres, el gobierno de Borne estuvo caracterizado por la falta de negociación y diálogo de las medidas emprendidas por su administración; sin embargo, su principal crisis fue no dar respuesta a las problemáticas que los franceses enfrentan.

“En términos generales, el gobierno de Borne no logró avanzar en las reformas sociales que necesitaba Francia y, al contrario, generó un gran rechazo a las políticas emprendidas por Macron. Al final fueron estos temas los que provocaron la caída de su gobierno”, remata el catedrático.

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