Actualmente se estima que Irán cuenta con depósitos de uranio 22 veces mayores al límite establecido en el Acuerdo Nuclear de 2015. Foto: Especial

Irán, un programa nuclear que preocupa al mundo

El gobierno de Ebrahim Raisi acelera su producción de uranio enriquecido, lo cual es condenado por diplomáticos en Occidente, en medio de un contexto volátil en Medio Oriente atentados en territorio iraní aumentan la tensión

Irán vive una de sus mayores crisis políticas y sociales por los atentados registrados en el país, los cuales dejaron a más de 80 personas sin vida, y por la decisión de su gobierno de poseer uranio.

Mientras que el país de Medio Oriente enfrenta las consecuencias de las dos explosiones registradas cerca de la tumba del general Qasem Soleimani, el gobierno de Ebrahim Raisi no deja de ver con orgullo su programa nuclear, lo cual es visto de manera hostil por parte de la comunidad internacional de Occidente.

En un reporte del pasado 26 de diciembre, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) dio a conocer que Irán retomó el enriquecimiento de uranio a niveles cercanos a los necesarios para el desarrollo de armas, esto después de que a mediados del año pasado la administración iraní lo había desacelerado como consecuencia de pláticas con Estados Unidos.

Actualmente se estima que Irán cuenta con depósitos de uranio 22 veces mayores al límite establecido en el Acuerdo Nuclear de 2015, lo que llevó al Departamento de Estado de los Estados Unidos, junto con sus contrapartes alemanas, francesas y británicas, a condenar los hallazgos de la AIEA.

“Condenamos esta acción, que es una escalada no provocada del programa nuclear iraní. La producción de uranio altamente enriquecido no tiene una justificación civil creíble y la producción reportada en la planta de Fordow representa un significante riesgo de proliferación nuclear”, se lee en la declaración conjunta que enviaron los países de Occidente.

Mientras diplomáticos de Estados Unidos y Europa condenaron los hallazgos reportados por la AIEA, Irán negó que su programa nuclear tenga previsto el desarrollo de armas. Incluso, oficiales iraníes han desestimado la preocupación de la comunidad internacional al declarar que no hicieron nada nuevo y que estaban trabajando de acuerdo a las reglas.

A pesar de ello, la AIEA reportó que Teherán ha enriquecido isótopos de uranio a un 60 por ciento de pureza, preocupantemente cerca del 90 por ciento que se requiere para su uso armamentístico, mientras que las centrales nucleares solo necesitan combustible enriquecido al 3.67 por ciento.

La historia de Irán y su programa nuclear

Si bien las intenciones atómicas de Irán no se remontan a la Revolución Islámica, su actual programa no puede ser entendido si no se toma en cuenta que después de 1979 al país pérsico se le percibe desde Occidente como una amenaza a la seguridad internacional y a la paz de la región.

Fue en 2002 cuando Irán comenzó operaciones en su primera planta nuclear, construida en cooperación con Rusia y desarrollada para proveer de energía limpia a la población civil; sin embargo, ese mismo año imágenes satelitales revelaron la existencia de dos instalaciones más, lo que preocupó a la comunidad internacional cuando Teherán negó el acceso a visitantes de la AIEA.

Después de años de negociaciones, en 2015 se acordó el Plan de Acción Integral Conjunto, o Acuerdo Nuclear de Irán, en el que se pactaron las reglas para el monitoreo del programa atómico del país pérsico y con ello se contemplaba el retiro de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y miembros de la Unión Europea.

A pesar de las ventajas que el acuerdo brindaba a todas las partes, en 2018 el entonces presidente Donald Trump tomó la decisión de no firmar la extensión del tratado y retirar a Estados Unidos del convenio.

De acuerdo con el profesor Genaro Beristaín, maestro en Relaciones Internacionales con especialidad en Seguridad Internacional del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, las acciones del líder republicano representaron el fin del acuerdo, pues sin los norteamericanos Irán no encontraba interlocutor capaz de tomar decisiones.

Una vez que el acuerdo quedó sin efecto, Irán aceleró la refinación de uranio y se desarrollaron nuevas centrífugas para el mismo fin, al tiempo que el gobierno limitó el acceso de los inspectores de la AIEA a las instalaciones.

Debido a que Irán retomó el enriquecimiento de material nuclear, Estados Unidos volvió a imponer sanciones al país persa. Antes de la firma del acuerdo nuclear, las represalias impuestas por Occidente sumieron a Irán en una profunda crisis económica debido, principalmente, a que éstas se centraban en su sector energético, la principal exportación iraní; sin embargo, después de 2018, el panorama fue diferente.

“Las sanciones no fueron tan efectivas debido a que Irán ya se había acostumbrado, estos castigos estadounidenses ya no son lo que solían ser porque los nuevos actores en la agenda internacional, Rusia y China, se acercaron a Irán y aceptaron comerciar en su propia moneda, con lo que se saltaron las sanciones impuestas por Occidente”, opina el especialista en Seguridad Internacional.

Las razones de los iraníes

Para el profesor Beristaín, el programa nuclear iraní representa una acción defensiva en un contexto donde la interferencia estadounidense representa un peligro para el régimen y el estatus quo del país.

“El comportamiento de Irán es de resistencia en el sentido que no quiere entrar en los cánones que los europeos y los estadounidenses imponen. Por eso Irán busca la forma de defenderse, ¿de qué? pues en Irak y en otros países vecinos Estados Unidos cuenta con bases militares”, comenta el académico.

El especialista explica que si bien las acciones iraníes no son las más asertivas, responden a un contexto en el que los actores internacionales hacen uso de tácticas no convencionales de ataque, como el financiamiento de milicias para desestabilizar la región.

A pesar del complicado panorama de Medio Oriente, en opinión del profesor el mayor riesgo para la estabilidad de la región no son los conflictos entre países sino grupos como el Estado Islámico, quienes se atribuyeron el atentado suicida registrado a menos de una semana de que iniciara el año.

“En el momento en que el Estado Islámico realmente haya perpetrado estos ataques nos deja ver que está operando nuevamente y que puede ser una amenaza sustancial no solo para Irán sino para muchos países en la región. El Estado Islámico tiene muchas capacidades para recomponerse y poder atacar no nada más a Irán sino también a Israel y a países Europeos”, remata el profesor, quien añade que habrá que esperar para valorar la respuesta de Irán a los ataques.

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