La reapertura de China da señales de un posible repunte de la actividad económica a nivel mundial, advierte el FMI. Foto: Especial

El desconfinamiento de China viene con esperanza pero cautela económica mundial

Con el fin de la política Cero-COVID en China se prevee un incremento en la dinámica económica a nivel mundial, sin embargo, este impulso no está garantizado

China está de vuelta en el tablero económico mundial. La gradual reapertura de actividades por el descenso de casos de COVID-19 en el país asiatico, dan pie a pronósticos menos negativos respecto a la trayectoría de la economía de esa nación pero también a nivel mundial.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, afirma que China y la India serán responsables de la mitad del crecimiento mundial de este año.

De acuerdo con las proyecciones de crecimiento el Producto Interno Bruto de la nación asiática tendrá un aumento anual de 5.2 por ciento, en el caso de India el crecimiento será de 6.1 por ciento. En el caso de China, se trata de una perspectiva más optimistas que las presentadas en octubre de 2022, cuando se señalaba que crecería en 4.4 por ciento y la India en 6.1 por ciento.

Sin embargo, el impulso de la economía del dragón asiatico no está garantizado. De hecho, el FMI señala que la recuperación de China podría estancarse en caso de que se produzcan perturbaciones económicas mayores de lo esperado a causa de la actual o futuras infecciones de COVID-19 o en el caso de que el sector inmobiliario sufra una desaceleración más brusca de lo esperado.

Desconfinamiento chino

Con el objetivo de mantener el número de casos de contagio por COVID-19 lo más bajos posible, el gobierno de China implementó una política sanitaria conocida como Cero-COVID desde las últimas semanas del 2019. Estas medidas, que en un inició se localizaron únicamente en la ciudad de Wuhan, establecían órdenes de control muy estrictas para obligar a los ciudadanos de diferentes ciudades a permanecer en confinamientos totales o parciales.

En diciembre del año pasado, el gobierno chino decidió concluir con estas medidas después de que habitantes de más de 20 ciudades protestaron en contra de los estrictos programas de confinamiento. En tanto que para los primeros días de enero el gobierno de Beijing abrió las fronteras marítimas y terrestres, además de eliminar el requisito de cuarentena para los viajeros entrantes, acción que puso punto final a un pilar de esta política Cero-COVID.

Pero el impacto económico de esta política señalada como “insostenible” por diversos críticos ya habían generado efectos negativos a los hogares y la demanda interna de ese país, pero también la dinámica económica del mundo entero.

Coface, una aseguradora crediticia francesa, señala que si bien la reapertura de China debería ser positiva para las perspectivas de los consumidores, su impacto será gradual y quizás limitado. Además advierte que la normalización económica en ese país podría ocurrir hasta el segundo trimestre de 2023.

Impacto mundial

Esta “repentina” reapertura de China da señales de un posible repunte de la actividad económica a nivel mundial, advierte el FMI.

La nueva dinámica de China no sería el único elemento para mantener una previsión positiva de la economía mundial en 2023, porque se suman las presiones inflacionarias que han comenzado a ceder, las condiciones financieras mundiales que han mejorado, y sumado al debilitamiento del dólar de Estados Unidos desde su máximo en noviembre, lo que proporciona algo de alivio a los países emergentes y en desarrollo, señala el organismo internacional en sus “Perspectivas de la Economía Mundial”.

Ante esta reapertura, el FMI mejoró la perspectiva de la economía mundial al pasar de un pronóstico de 2.7 por ciento que estableció en octubre de 2022 a un crecimiento anual para 2023 de 2.9 por ciento.

“El entorno financiero sigue siendo frágil, en especial en un momento en que los bancos centrales avanzan por una senda desconocida para reducir sus balances. Será importante vigilar la acumulación de riesgos y abordar las vulnerabilidades, en especial en el sector inmobiliario o en el sector financiero no bancario que está menos regulado. Las economías de mercados emergentes deberían permitir el ajuste de sus monedas tanto como sea posible, en respuesta al endurecimiento de las condiciones monetarias mundiales”, afirma el FMI en su último reporte.

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