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Alarma en los bonos

Es común escuchar que la liquidez es abundante cuando no se necesita y escasa cuando es vital para el sostenimiento del sistema financiero.  Este adagio parece volverse una realidad, particularmente en el mercado de bonos.

Stephen Shcwarzman, director y presidente de la firma de inversión Blackstone, escribió recientemente que la falta de liquidez en el mercado podría exacerbar o incluso detonar la siguiente crisis financiera.

Los inversionistas se volvieron más cautelosos después de la crisis financiera y recurrieron a activos más seguros como los bonos
“La liquidez macro (derivada de los programas expansionistas de los bancos centrales) está alimentando períodos de bonanza y burbujas; pero la liquidez de mercado terminará dando lugar a un descalabro y finalmente a un colapso”
Nouriel RoubiniProfesor de economía de la Universidad de Nueva York
y presidente de Roubini Global Economics
“Eventos y comentarios recientes han generado preocupaciones sobre el posible deterioro de la liquidez en un periodo en el que el mercado está bajo estrés, particularmente en los mercados de renta fija (bonos)”
Lael BrainardMiembro de la Junta
de Gobierno
“La falta de liquidez puede exacerbar e incluso detonar la siguiente crisis financiera global”
Stephen SchwarzmanDirector y presidente
de Blackstone
https://www.youtube.com/watch?v=2Juvrucn1ok

Es común escuchar que la liquidez es abundante cuando no se necesita y escasa cuando es vital para el sostenimiento del sistema financiero.  Este adagio parece volverse una realidad, particularmente en el mercado de bonos.

Stephen Shcwarzman, director y presidente de la firma de inversión Blackstone, escribió recientemente que la falta de liquidez en el mercado podría exacerbar o incluso detonar la siguiente crisis financiera.

La liquidez de mercado, definida como la facilidad para intercambiar un activo en un periodo definido sin alterar el precio de la transacción, está generando ansiedad entre los inversionistas. 

El diario Financial Times argumenta que el miedo yace en que el mercado de bonos eventualmente se encontrará ante una prueba, la cual puede ser el alza de tasas de interés en Estados Unidos esperada en septiembre, que origine una corrección que sea tan profunda que desate una nueva crisis.

Agrega que, a pesar de que la liquidez es un concepto difícil de medir y cuantificar, un conjunto sustantivo de indicadores apuntan hacia un deterioro en las condiciones de transacción en el mercado de bonos.

La lógica detrás del problema de la falta de liquidez resulta en que la dificultad para deshacerse de un activo amplifica la baja en el precio de los activos. Dado que gran cantidad de los bonos no operan en mercados estructurados, el riesgo transaccional puede expandirse fácilmente.

Tal como ocurrió después de la caída de Lehman Brothers, las corridas de ventas de activos como mecanismo de reacción se podrían contagiar a través del sistema financiero con rapidez.

Cuando una clase de activo pierde valor rápidamente, los inversionistas que operan con dinero prestado tienen que liquidar sus posiciones para cubrir sus pérdidas. Por lo tanto, en un escenario de baja liquidez donde es difícil encontrar vendedores para obtener recursos de emergencia, la caída en el valor de los instrumentos es mayor a lo normal. El espiral negativo de ventas de pánico se repite y exacerba.

Los inversionistas se volvieron más cautelosos después de la crisis financiera. Redujeron su abanico de riesgos significativamente y dirigieron gran parte de sus recursos (mediante fondos de inversión) al mercado de bonos, aparentemente más seguro que las acciones y los derivados financieros.  

Para atraer clientes y asegurar condiciones de flexibilidad, los fondos ofrecieron a los inversionistas la posibilidad de retirar su dinero cuando desearan. Sin embargo, el mercado de bonos en el que estos fondos invirtieron gran parte de su dinero ha perdido liquidez.

Si el escenario económico se vuelve adverso, gran parte de los inversionistas podrían pedir su redención a los fondos. No obstante, en un marco de escasa liquidez, los fondos no podrían encontrar vendedores para pagar la salida de inversionistas, por lo que tendrían que recurrir a la liquidación de activos a un precio menor, poniendo en peligro la estabilidad financiera global.

Señales de peligro

Recientemente, Lael Brainard, un miembro de la Junta de Gobierno de la Reserva Federal, publicó un posicionamiento respecto a “los cambios recientes en la resiliencia de la liquidez de mercado”. Enfatizó en los peligros que representa este fenómeno: amplificación de riesgos en la estabilidad financiera, dificultad para asignar precios eficientes a los activos, obstáculo para el correcto funcionamiento del mercado, etc.

A pesar de que los indicadores tradicionales de liquidez han permanecido fundamentalmente sin cambios, Brainard explica que el análisis cualitativo es el que está generando ansiedad en el mercado.

De acuerdo con Brainard, los movimientos bruscos y sustanciales en el precio intradía de un activo que no son explicados por un evento en particular, sugieren la existencia de un problema de liquidez.

El 15 de octubre de 2014, el bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años sufrió una variación de 0.37 por ciento. Un cambio de esa magnitud en esta clase de activo sólo ha ocurrido tres veces desde 1998.

Asimismo, investigaciones de cinco agencias de gobierno de Estados Unidos no pudieron encontrar una razón a la salida repentina de 68 mil millones de dólares de fondos de renta fija.

Además, en marzo de este año, el tipo de cambio del dólar frente al euro se deterioró casi 2 por ciento en un periodo de apenas tres minutos.

Ninguno de estos tres eventos ha podido ser relacionado cabalmente con algún hecho específico.

Fenómenos tan significativos como éstos únicamente encuentran similares en transacciones derivadas de eventos como el anuncio del fin del programa de compras de activos de la Reserva Federal o el cambio de política monetaria del Banco Nacional Suizo.

Escenario adverso

La falta de liquidez está lejos de ser resuelta. Las nuevas regulaciones que surgieron como respuesta a la debacle de Lehman Brothers en 2008, orillaron a los bancos a reducir sus hojas de balances y a deshacerse de activos como los bonos.

Anteriormente, cuando los bancos tenían una tenencia significativa de bonos, actuaban como formadores de mercado y aseguraban la existencia de liquidez.

Mientras tanto, el mundo se encuentra en un escenario económico inédito al transitar hacia la salida de una década de tasas de interés cercanas a cero y programas de inyección de liquidez artificial.

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