Aunque Enrique Peña Nieto tiene asegurados el 66 por ciento de los votos que harían falta en el Congreso para sacar adelante su reforma energética, está claro que la propuesta no cuenta con el mismo porcentaje de respaldo entre la ciudadanía de México.
Y no es porque Andrés Manuel López Obrador haya “engañado” a la mayoría de la población.
Sino más bien porque día tras día, desde 1938 hasta nuestros días, los priistas se encargaron de predicar, como si se tratara de un dogma de fe, que la participación de la iniciativa privada en la explotación petrolera era pecado mortal.
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