Calentamiento de brazo

Los coordinadores de las bancadas del Congreso ya empezaron a calentar el brazo para el arranque del play off de las reformas energética y hacendaria.

Sin embargo, diputado panista Luis Alberto Villarreal y el perredista Silvano Aureoles, ponen como condición para participar en el juego, la realización de un interescuadras previo en el que se apruebe una reforma político-electoral. 

Como los tricolores no quieren que los aliancistas les vayan a torcer la mano en la reforma política-electoral, hasta con el riesgo de que los dejen plantados, insisten en que las tres reformas sean discutidas al mismo tiempo. 

De ahí que el coordinador de los priistas en San Lázaro, diputado Manlio Fabio Beltrones pintó ayer su raya señalando que sería irresponsable imponer condiciones de procedimiento cuando las reformas económicas pueden transitar de la mano de una reforma política. 

¿Quién le torceré el brazo a quién? En opinión de algunos será el que decida Enrique Peña Nieto.

¿Y si no tuviéramos petróleo?

Lo que no deja de sorprender es que casi ninguno de los políticos que están en contra o a favor de la reforma energética, nos haya explicado todavía cómo le han hecho para crecer la mayoría de los países que son importadores netos de petróleo.

Entre otros casos, se pude mencionar a China, que el año pasado creció 7.8 por ciento, no obstante que ese mismo año también se convirtió en mayor importador de petróleo en el mundo.

Pero para no ir tan lejos, está también el caso de México que una buena parte del periodo del desarrollo estabilizador, fue un importador neto de petróleo y a pesar de eso pudo crecer a una tasa sostenida del 6 por ciento anual. 

¡Ah! y por cierto, sin tener tampoco un impuesto indirecto que gravara el consumo de alimentos y medicinas. 

Multitud de multitudes

¿Cómo les habrá quedado el ojo a los líderes políticos del mundo después de observar los tres millones de brasileiros que fueron a ver al Papa Francisco en las playas de Río de Janeiro? 

Contra lo que se diga, los jóvenes del siglo XXI están ávidos de fe y esperanza, así como de liderazgos honestos, humildes y congruentes.