La mirada directa, el discurso implacable y el manoteo constante dominan ante un podio de un sólo micrófono. Las palabras resaltan ideas como “nuestra tierra”, “todos están observando”, “una nueva visión gobernará”. Y los vitoreos aplauden la voz sin replicar las disertaciones del hombre que ahora domina una nación.
Hidalgo Neira