El mundo está en guerra pero no se trata de una guerra entre religiones, declaró ayer el papa Francisco al llegar a Polonia, en su primer viaje al este y centro de Europa, que estuvo repleto de medidas de seguridad tras el asesinato de un cura en Francia.
La muerte del sacerdote en una iglesia en Normandía agravó las tensiones en Cracovia, donde el pontífice inicia una visita de cinco días con motivo del Día Mundial de la Juventud.