Peñaloza: ‘el protegido’

Desde hace 24 años, la cercanía de David Peñaloza Sandoval a la familia Salinas de Gortari ha sido su pase para seguir haciendo negocios con impunidad.

El que fuera uno de los hombres más ricos de México, según la revista Forbes, presidente de la empresa constructora Triturados Basálticos (Tribasa), ha conocido momentos de esplendor y caída de los que solo se ha salvado gracias a sus relaciones políticas.  

Georgina Howard Georgina Howard Publicado el
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Una fuente de la SEC confirmó a Reporte Indigo que la empresa alemana utilizó un fondo en Luxemburgo con valor de mil 300 millones de dólares para pagar cohechos

Desde hace 24 años, la cercanía de David Peñaloza Sandoval a la familia Salinas de Gortari ha sido su pase para seguir haciendo negocios con impunidad.

El que fuera uno de los hombres más ricos de México, según la revista Forbes, presidente de la empresa constructora Triturados Basálticos (Tribasa), ha conocido momentos de esplendor y caída de los que solo se ha salvado gracias a sus relaciones políticas.  

Esas relaciones le permitieron librarse de los cargos en su contra por defraudar 33 millones de dólares a Nacional Financiera (Nafin) en 1997, razón por la cual huyó a España, donde estuvo encarcelado un año y extraditado en 2003. 

La prisión no le impidió seguir haciendo negocios, pese a que ya no estaba al frente del Consejo de Administración de Tribasa que, a partir de 2005, paso a llamarse Promotora y Operadora de Infraestuctura, Pinfra, y de la que Peñaloza es uno de los principales accionistas.

Fue también en 1997 cuando, junto con Siemens y las empresas SK Engineerig, formó Conporca SA de CV, hoy en el ojo del huracán.

Esta compañía obtuvo un contrato con Pemex por dos mil 460 millones de dólares para la reconfiguración de la refinería Cadereyta en Nuevo León, un proyecto que al final no se hizo ni en tiempo ni en forma.

Afortunado

Pero la suerte parece seguir a Peñaloza. O los contactos políticos que no entienden de colores partidistas, ya que no solo fue beneficiado por Ernesto Zedillo, también por Vicente Fox y Felipe Calderón.

Tribasa, hoy Pinfra, fue una de las constructoras preferidas por el salinato y se convirtió en la tercera mayor constructora y concesionaria de autopistas de peaje del país, pero entró en números rojos cuando la crisis económica mermó los ingresos del peaje y disminuyó la inversión en infraestructuras.

Zedillo no abandonó al empresario que se benefició del rescate de las autopistas de cuota, impulsado por el gobierno federal en 1997.

Con Vicente Fox, Pinfra, antes Tribasa, logró que las concesiones se mantuvieran en marcha y le extendieran por 30 años, además de hacerse con la concesión de la autopista Atlixco-Jantetelco en Puebla.

Los favores del foxismo le permitieron también ampliar por 5.5 años más, hasta 2021, la concesión para la autopista Armería-Manzanillo, a cambio de la reintegración del tramo denominado Libramiento Manzanillo a la red carretera del gobierno federal. 

Logró, en ese mismo sexenio, una ampliación de plazo por 24 años para la autopista México-Toluca y que concluirá en 2030, cuando el plazo original de 1989 era de dos años y cuatro meses.

Lo más escandaloso ocurrió el 26 de marzo de 1993, cuando el gobierno del Estado de México obtuvo la concesión por 20 años para operar la autopista Peñón-Texcoco, pero Fox cedió todos los derechos a una subsidiaria de Tribasa, ahora Pinfra, por un plazo de 19 años y 10 meses

Incluso en el gobierno de Felipe Calderón, Peñaloza siempre recibió un trato preferencial. La prueba es que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) aceptó ampliar en 2006 por un plazo de  10 años la concesión de la autopista Ecatepec-Pirámides que vencía en 2011 y se extenderá hasta 2021 a Pinfra.

Con esto, el calderonismo respaldó el apoyo a las concesiones de carreteras que se dieron en tiempos de Salinas de Gortari.

Sus nexos

Aunque siempre lo negó, los hechos demostraron los nexos de David Peñaloza con Raúl Salinas de Gortari, le permitieron mantenerse en la palestra de los negocios de la construcción.

En el sexenio de Ernesto Zedillo mantuvo sus canonjías, pero también se enfrentó una acusación del gobierno federal por fraude contra Nacional Financiera (Nafin) y evasión fiscal.

Con Gilberto Borja Navarrete y Carlos Sales Gutiérrez, ex directores de Nafin, recibió financiación por valor de por 40 millones de dólares para Tribasa. Pero solo devolvió siete millones, causando un quebranto a la entidad financiera por 33 millones de dólares.

La denuncia penal por el daño patrimonial causado a Nafin se  sumó a la de evasión fiscal denunciada por la Secretaría de Hacienda.

Por falta de pruebas, David Peñaloza fue exonerado del delito de fraude genérico en contra de Nacional Financiera en 2003, por el entonces Procurador General de la República, Rafael Macedo de la Concha.

Siemens es un gigante de sobornos

El FBI y la SEC investigan los rastros dejados por la empresa alemana en diferentes partes del mundo

El escándalo estalló en noviembre de 2006, cuando la fiscalía de Munich allanó 30 oficinas de Siemens en Alemania y Austria y detuvo a 20 funcionarios de la empresa.

La razón era su presunta vinculación con movimientos sospechosos de fondos en cuentas bancarias de Suiza y Liechtenstein.

Hoy, el FBI y la estadounidense Securities and Exchange Commission (SEC) siguen la pista de Siemens.

Una fuente de la SEC confirmó a Reporte Indigo que esta empresa alemana utilizó un fondo en Luxemburgo, uno de los principales centros financieros del mundo, con un valor de mil 300 millones de dólares. Estos recursos se destinaron a pagar sobornos en varios países en los que opera a cambio de contratos.

Los fondos se movilizaron a través de Clearstream, una cámara compensadora internacional que aprovecha en sus operaciones del secreto bancario que rige el ducado europeo.

Pero lo más importante de esta “offshore”, como se denomina en el argot financiero, es que permite evitar la supervisión de los entes reguladores que reciben informes de los bancos acerca de actividades sospechosas.

Como buena parte de las transacciones se realizan en efectivo y usando sus propias cuentas, los implicados en estas operaciones evitan pasar a través de bancos, agentes de cambio o sistemas de transferencia supervisados por las autoridades financieras estatales.

El dinero para sobornos de Siemens, según las investigaciones, se transfería por medio de una red de empresas “off shore”, la mayoría en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, Islas Vírgenes británicas, Liechtenstein, Luxemburgo y Suiza. 

Pero para que ese dinero llegara a esas empresas, Siemens debía contar con bancos radicados en Alemania o en otros países en los que opera la multinacional.

Las normas que rigen la actividad bancaria internacional ordenan a esos bancos poner reparos a las transferencias abultadas no respaldadas por documentación creíble. 

El binomio Wang-Siemens

Una curiosa conexión entre Siemens y Clearstream es Andrew Wang, acusado en Taiwán de lavado de dinero de sobornos pagados a la empresa francesa Thomson (hoy Thales), por la venta de seis fragatas con misiles a Taipei a principios de los 90. 

Joel Bucher, que fue subdirector de la sucursal en Taipei del banco francés Société Générale, dijo en su momento que la entidad financiera envió los sobornos a personajes influyentes a través de Clearstream. 

Wang no solo está acusado de lavado de dinero, sino también de corrupción, fraude y de la muerte de un capitán de la armada taiwanesa que denunció los sobornos y fue encontrado flotando en el Mar de China. 

Las autoridades suizas congelaron los fondos de 12 cuentas a su nombre, por valor de 800 millones de dólares. Wang trabajaba para Siemens desde 1967. 

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