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Las grietas de Iztapalapa

La delegación más poblada del Distrito Federal está fracturada. No hablamos de las fisuras geológicas que históricamente han afectado a Iztapalapa, sino de las políticas que hoy tienen en jaque al gobierno delegacional.

Y es que en esa demarcación, donde habitan más de 2 millones de personas, ha surgido una serie de desencuentros entre el titular de la demarcación Jesús Valencia y el diputado local Arturo Santana, que sirve trampolín para los grupos de poder.

Santana denunció ante la Contraloría General del GDF que Valencia hizo un viaje a Boston y la presunta donación de 60 mil dólares a la Universidad de Harvard
El saldo hasta el día de hoy es la toma de instalaciones de una dirección territorial, presuntos actos de corrupción, denuncias penales y una lucha por ver quién será el próximo delegado

La delegación más poblada del Distrito Federal está fracturada. No hablamos de las fisuras geológicas que históricamente han afectado a Iztapalapa, sino de las políticas que hoy tienen en jaque al gobierno delegacional.

Y es que en esa demarcación, donde habitan más de 2 millones de personas, ha surgido una serie de desencuentros entre el titular de la demarcación Jesús Valencia y el diputado local Arturo Santana, que sirve trampolín para los grupos de poder.

El saldo hasta el día de hoy es: la toma de instalaciones de una dirección territorial, acusaciones de actos de corrupción, denuncias penales y una lucha de todos los grupos por ver quién será el próximo jefe delegacional.

Por eso, a nivel territorial se vive una lucha de poder. Ese es el motivo por el cual las autoridades electorales tendrán que poner especial atención en la elección vecinal de septiembre próximo.

El pleito entre Jesús Valencia y Arturo Santana es por los espacios de control dentro de la demarcación, afectando fuentes de empleo y los servicios que debe brindar la delegación.

En los últimos días, el conflicto llegó al extremo de poner en riesgo el cargo que ostentan los dos: si uno de los dos demuestra que el otro miente, el que pierda debe dejar su puesto. 

De ello dio cuenta la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF). La semana pasada ambos cruzaron fuego amigo durante la comparecencia que se realizó en la Comisión de Administración Pública Local.

Mientras, los nombres del posible sucesor de Valencia se siguen barajeando. Unos promovidos por la jefatura delegacional y otros desde el Gobierno del Distrito Federal.

El punto de quiebre

A mediados del mes de abril, personal de la delegación detectó que uno de los funcionarios adscrito a la Dirección Territorial Santa Catarina sustraía botes de pintura que tenía la demarcación para sus programas sociales. 

Se trata de Armando Botello, quien de acuerdo con las autoridades delegacionales se llevaba los botes de pintura para el Módulo de Atención y Queja Ciudadana del diputado Santana.

La orden del delegado fue que lo removieran. El legislador se opuso y a partir de ahí se registró la primera fractura.

La respuesta de Valencia vino con el evento del Día del Niño que organizó en San Miguel Teotongo. Ahí fueron invitados representantes de todas las fuerzas territoriales, menos la de Santana.

Por eso, los cercanos al asambleísta se presentaron al evento para reclamarle a Valencia la exclusión. De acuerdo con la versión oficial hubo jaloneos y golpes por parte de los inconformes.

Los vecinos que armaron el zafarrancho dieron la misma versión, pero responsabilizando a la jefatura delegacional; aseguraron que los agresores fueron los cercanos al delegado.

Para contener la crisis, las autoridades instruyeron al director territorial de Santa Catarina, Luis Felipe Alvarado (cercano a Arturo Santana), a retirar a los manifestantes.

El entonces director se negó. No pidió el apoyo de los elementos de seguridad pública argumentando que los vecinos tenían derecho a manifestarse, de acuerdo con las denuncias.

El jefe delegacional se retiró entre empujones. Acto seguido, destituyó a Alvarado, y en su lugar nombró a Leticia Carrera, quien nunca pudo entrar a la dirección territorial. 

Esto, debido a que el grupo del asambleísta decidió tomar las instalaciones en protesta por la remoción. Aunque la versión oficial fue que habían actos de corrupción que tenían que esclarecerse.

Luego, la delegación cesó a otros 15 funcionarios de menor rango y así comenzó una crisis que ya supera los dos 2 meses. Pues desde esa fecha sigue tomada la dirección territorial.

El delegado presentó una denuncia penal en contra de quienes tomaron el edificio público. Antes, hubo una reunión en el GDF para tratar de conciliar a los dos grupos; nadie cedió en sus pretensiones.

Lanzan reto

Durante el tiempo en que la territorial ha permanecido tomada, la estrategia de Arturo Santana es esperar a que el delegado cometa errores. Y de acuerdo con su versión, eso ya sucedió.

Durante los últimos días de mayo, Arturo Santana y la diputada federal Purificación Carpinteyro denunciaron ante la Contraloría General del Gobierno del Distrito Federal al jefe delegacional en Iztapalapa, Jesús Valencia.

El motivo, un viaje a la ciudad de Boston y la presunta donación de 60 mil dólares a la Universidad de Harvard.

La queja indica que no hay transparencia sobre los recursos públicos que usó durante el viaje a Estados Unidos, ni existe una justificación del motivo por el cual se ausentó del país.

En entrevistas con los medios de comunicación, dijo que este tipo de salidas están prohibidas para los jefes delegacionales, por lo que podría tener implicaciones de carácter civil y penal.

Y es que de acuerdo con el artículo 83 de la Ley de Presupuesto y Gasto Eficiente del Distrito Federal, los jefes delegacionales tienen prohibido hacer viajes al extranjero durante su gestión. 

“Y el tema de los recursos es un tema que implica una responsabilidad de carácter administrativo, civil o penal”.

Todo esto, fue discutido por Valencia y Santana en la comparecencia que tuvo la delegación la semana pasada en la sede de la ALDF y de lo cual hay una versión estenográfica.

Ahí el delegado retó al diputado a renunciar al cargo si no comprobaba sus acusaciones, o que él se iba en caso contrario. 

El tablero

Desde que Marcelo Ebrard, junto con René Bejarano arrebataron Iztapalapa a los hermanos Arce, los liderazgos se segmentaron. Ahora existen más de cinco grupos que ven posibilidades de gobernar la delegación más grande del DF.

Por un lado está Alfredo Hernández Raigosa, quien ostenta el cargo de Procurador Social, y Dione Anguiano, diputada local del PRD.

También está la bejaranista Aleida Alavez; el grupo de Clara Brugada y Ernestina Godoy; los hermanos Morales; los Mendoza, y Arturo Santana. Todos, buscan suceder a Valencia en el 2015. 

Y como parte de ese juego todos quieren placearse con el delegado. Pero los únicos que han tenido acceso son los hermanos Morales, Carlos Augusto y Efraín, y en algunas ocasiones Aleida Alavez.

A la jefatura delegacional le conviene tener aliados, sobre todo cuando enfrenta la embestida de Santana. Pero desde el Gobierno del DF hay diferencias con el delegado, y funcionarios de alto nivel han optado por apoyar a Eduardo Venadero, actual titular de Transportes Eléctricos.

Él era parte del equipo de Valencia, hoy es rival político. De acuerdo con fuentes consultadas por Reporte Indigo, Venadero fue parte fundamental para que en la elección del Consejo Político Estatal del PRD dejaran en blanco al delegado.

Y por parte de la Secretaría de Gobierno, el apoyo se inclina hacia Dione Anguiano, quien se prevé sea rival de Carlos Augusto Morales rumbo a las elecciones del 2015.

En concreto, la delegación atraviesa una serie de conflictos que nadie puede controlar y aviva el fuego electoral, sobre todo, a dos meses de la elección de los comités vecinales donde Valencia estima quedarse con el 80 por ciento de los nuevos comités, de acuerdo con sus cercanos. 

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