El Hijo del Ahuizote no ha muerto

Ataviada entre el ambulantaje, el bullicio y el hervidero de transeúntes del centro de la capital del país, en la calle de República de Colombia con el número 42 descansa un edificio al que los años le han pasado por encima y nada lo ha hecho caer.

Dentro del inmueble se refugia la historia del comienzo de una frase icónica que actualmente se encuentra desvanecida en el espectro social “La constitución ha muerto” lapidó la fotografía de 1903 que fuera tomada al exterior de la construcción que en ese año se denominaba con la nomenclatura 3 de la antes llamada calle de Cocheras.

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Algo que resalta en la exposición es el amplio acervo de documentos que se tiene de la familia Flores Magón
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Ataviada entre el ambulantaje, el bullicio y el hervidero de transeúntes del centro de la capital del país, en la calle de República de Colombia con el número 42 descansa un edificio al que los años le han pasado por encima y nada lo ha hecho caer.

Dentro del inmueble se refugia la historia del comienzo de una frase icónica que actualmente se encuentra desvanecida en el espectro social “La constitución ha muerto” lapidó la fotografía de 1903 que fuera tomada al exterior de la construcción que en ese año se denominaba con la nomenclatura 3 de la antes llamada calle de Cocheras.

Quienes salen a cuadro serían un grupo de intelectuales de oposición ante el mandato instaurado por el general Porfirio Díaz: Santiago de la Hoz, los hermanos Manuel, Juan y Tomás Sarabia, Federico Pérez Fernández, Benjamín Millán, Evaristo Guillén, Gabriel Pérez Fernández, Ricardo y Enrique Flores Magón, entre otros, formaron la publicación que sería fiel a sus ideales de libertad ante un país que se encontraba sumido en represión.

La primera edición de El Hijo del Ahuizote vio la luz en 1885, siendo esta publicación promovida por su fundador Daniel Cabrera, aunque esta es una secuela del diario de sátira política El Ahuizote de José María Villasana y Vicente Riva Palacio de 1874 que criticaba el mandato del presidente Sebastián Lerdo de Tejada.

130 años después el lugar arquitectónico que sirviera de oficinas, rotativa y redacción para el periódico de crítica porfirista, ha sido restaurado y aprovechado para convertirse en un centro cultural con el archivo histórico de la fundación del impreso.

Diego Flores Magón, bisnieto de Enrique Flores Magón, –quien a su vez era hermano de Ricardo– se dio a la tarea de rescatar el inmueble y recopilar documentos invaluables de la familia Flores Magón que se encuentran tanto de manera física como digital para el escrutinio del público asistente.

“Estamos desarrollando una programación pública, tenemos una imprenta que es una especie de mimeógrafo, que nos ha permitido restituir el ser de imprenta de este lugar que lo fue a principios del siglo XX y con un espíritu contemporáneo”, expresa el director de La casa del Hijo del Ahuizote.

Paseo en la tinta

Uno de los pisos del inmueble se encuentra dedicado a un recorrido histórico del periódico El Hijo del Ahuizote, en el que distintos paneles móviles y retráctiles muestran material original como linotipos, ejemplares de la época y agendas personales del fundador del diario.

“Daniel Cabrera enfermó (…) quedó parapléjico y eso ocasionó que se fuera retirando poco a poco de las tareas más cotidianas del periódico y buscar reemplazos. A partir de 1900 comenzamos a ver a distintos personajes que se ocupan de la dirección y es de esa manera que en 1902, Ricardo Flores Magón arrienda el periódico y es Juan Saravia –otro joven opositor de San Luís Potosí– quien dirige el periódico a partir de entonces”, explicó el descendiente de los Magón.

Algo que resalta en la exposición es el amplio acervo de documentos que se tiene de la familia Flores Magón, en los que se entienden los lazos que llevaron a Cabrera a acercarse con la familia insurgente.

“Por medio de un relato autobiográfico entendimos que cuando funda su periódico en 1885, una de sus vecinas era la novia de Jesús Flores Magón porque un hermano de esa vecina era compañero de la prepa y luego de la escuela nacional de jurisprudencia, entonces entendimos como estas relaciones comienzan en la escala del barrio”, acota el joven curador del espacio.

El rescate arquitectónico

A partir del 2008 Diego Flores Magón se ocupó de salvar el inmueble de la calle República de Colombia ya que su abandono le había deteriorado, un año antes fue que se pudo hacer la identificación de la fachada con la fotografía de 1903 y el lema de “La Constitución ha muerto”.

Este rótulo se convertiría en el título homónimo de la exposición que fue inaugurada el 15 de agosto del presente año en la que se encuentra la explicación a detalle de la historia del diario.

El proyecto de restauración contó con el apoyo de instituciones públicas como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y del Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE).

Flores Magón siente que hay un reto al acercar al público a este tipo de espacios ya que “otro elemento importante es una serie de relaciones con el entorno, estamos en un entorno complicado aunque estamos en el centro histórico, desde el punto de vista de cómo se define urbanistica y administrativamente, es evidente que estamos en un centro histórico que no es el centro histórico turístico de corredores de la alameda al zócalo”.

El entorno resulta complicado para el transeúnte común ya que a pocas calles se encuentra el barrio bravo de Tepito, pero el especialista atribuye que “por otro lado resulta estimulante y nos obliga a responder de una manera creativa para conseguir la aceptación (…) y reflexionar sobre las condiciones urbanas”.

Espacio de diversidad cultural

La casa del Hijo del Ahuizote tuvo apertura de actividades desde el 2013, pero es hasta este 2015 que ya se encuentra funcionando como centro cultural, ya que tuvieron el primer encuentro de imprentas desobedientes el cual piensan repetir una vez al año.

Dentro de este foro de impresores se buscó la cooperación y puesta en marcha de un modelo replicable para contribuir a la generación de espacios, propuestas de dialogo y transformación social.

“Fue un éxito atronador, vinieron muchas imprentas que como nosotros tienen una escala de producción artesanal y están dedicados a desarrollar un programa editorial de espaldas a las hegemonías del mercado”, especificó Flores Magón.

Además se han tenido exhibiciones fotográficas, como fue el caso de el aniversario de los 43 desaparecidos de Ayotizinapa, en las que se criticó la mediatización del suceso y como la opacidad ante la industria del entretenimiento ha logrado calmar el conflicto en Iguala.

Para el 2016, Flores Magón prevee que pueda haber un acercamiento con periodistas y caricaturistas para participar dentro de La casa del Hijo del Ahuizote y tener mayores actividades, talleres y encuentros abiertos para el público en general.

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