Acapulco: después de la tragedia, el olvido

La crisis se comienza a agravar en Acapulco, Guerrero. A pesar de que la ayuda está llegando, es insuficiente y los habitantes denuncian el olvido de las autoridades de los tres niveles de gobierno
Guillermo Espinosa Guillermo Espinosa Publicado el
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A cinco días del impacto del Huracán Otis en la costa de Guerrero, habitantes del puerto de Acapulco padecen los estragos de la fuerza de la naturaleza, pero también el abandono de las autoridades de los tres niveles de gobierno. La ayuda llega a cuentagotas y es insuficiente.

Ayer, un avión militar con 45 toneladas de víveres arribó al Aeropuerto Internacional de Acapulco, procedente de la Base Aérea Militar Número Uno (BAM-1) en Santa Lucía, Estado de México.

Elementos de la Marina, del Ejército y de Rescate y Urgencias de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT) tardaron cuatro horas en descargar los víveres.

Mientras el personal militar trasladó las botellas de agua al centro de acopio para su futura distribución, los integrantes de la Marina Armada de México descargaron las despensas y las trasladaron a las colonias más afectadas para entregarlas directamente a los damnificados.

En la colonia Colosio, la cual contrasta con la parte turística de Acapulco Diamante, pero que comparte demarcación, un convoy de la Marina llevó bajo resguardo por elementos armados 120 despensas y 120 garrafones de cinco litros de agua, víveres que fueron donados por la sociedad en otras entidades, pero que fueron insuficientes.

En cuanto arribó el convoy, la voz se corrió y en cuestión de escasos minutos ya había una fila de más de 600 personas esperando recibir algún alimento. La colonia Colosio es una de las más afectadas y en donde las personas buscan desesperadamente agua, alimentos y medicamentos.

Autoridades omisas

La señora Karina, quien fue una de las primeras en formarse, dijo que después de seis días, esa era la primera vez que una autoridad se acercaba a entregar algún tipo de apoyo.

Con voz entrecortada hizo un llamado a las autoridades municipales y estatales a atender a la población y escuchar sus necesidades.

“Hasta ahorita es la primera vez que recibimos un apoyo. ¿Cómo lo hemos hecho en estos días?, pues ahí manteniéndonos con los vecinos, unos con otros apoyándonos”.

Al cuestionarla sobre lo que más necesitaba, Karina dijo que tiene un hijo y que la ha estado apoyando su familia, pero que en general carece de lo esencial.

Agua, comida, enlatados, medicamentos, eso es lo que nos falta mucho, hay mucha gente herida”, narra.

El señor Raúl González Salas, de oficio pescador, dijo que es lamentable el olvido de las autoridades.

“No hemos recibido ninguna ayuda, de hecho no hay ningún servicio, estamos careciendo de agua, comida y luz”.

Don Raúl afirma que las autoridades ya fueron a ver la situación, pero no les han apoyado con nada.“No, hasta ahorita no nos han apoyado, lo que más nos falta es lo básico: agua, medicamentos y comida”, dice.

Ixían, es vecino de la unidad habitacional Princess del Marqués, comenta que muchas personas diabéticas damnificadas necesitan insulina y otros medicamentos y nadie los está atendiendo.

“Hay muchas personas que son de bajos recursos y diabéticos y ocupan insulina y todavía no ha llegado ese apoyo”, narra.

Cuando se terminaron los víveres, el personal de la Marina se retiró del lugar entre gritos, reclamos e insultos, pero con la promesa de que regresarían con más ayuda.

Agua a cuentagotas

En la colonia Costa Azul, cerca de la Costera Miguel Alemán, la Secretaría de Marina instaló una planta potabilizadora de agua, la cual tarda en llenar simultáneamente dos garrafones de 20 litros en tres minutos.

En ese lugar también había largas filas intentando llegar garrafones con agua potable. Solo se podía llenar tres por familia y había personas que llevaban formadas siete horas.

Tal es el caso de la señora Martha Patricia Serna que hizo fila desde las 8:00 de la mañana para salir de la fila con 60 litros de agua alrededor de las 16:30 horas.

Patricia confesó que esa agua les va a durar muy poco ya que su familia tiene 10 integrantes.

“Mi hija recién aliviada y mi nieto recién nacido, ni leche tiene. No hemos visto a la presidencia municipal, ni a nadie, ni en un recorrido, en ninguna zona de Acapulco, la señora no ha hecho ningún recorrido”, reclama.

Martha Patricia, además se queja de que los alimentos están llegando al aeropuerto, lugar donde los tienen acaparados las autoridades.

“Dicen que hay toneladas y toneladas, vengo del otro lado del puerto y no han repartido comida, todo está en el aeropuerto, está estacionado en el aeropuerto, el mismo Ejército dice que allá está la comida”.

“¿Hasta cuándo la piensan repartir?, hasta que los diputados y los senadores se alcen el cuello, porque ahí vienen elecciones y entonces van a ir a pedir el alimento, para ellos ir a las colonias y decir ‘gracias a mi están comiendo’, claro que es eso”, acusa.

Tensión en todo Acapulco

La iglesia de la colonia Costa Azul se convirtió en un albergue para 100 personas. Además, en coordinación con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se instaló un centro de carga de teléfonos celulares a través de una planta de energía.

Ahí decenas de personas hacen fila para recargar su teléfono celular y poderlo utilizar en los momentos que haya señal, que son pocos durante el día.

La situación es tensa en todo el puerto de Acapulco, personal de infantería de la Marina apoya con seguridad para mantener el orden en las gasolineras y evitar saqueos de combustible.

En las mismas estaciones hay filas de hasta dos horas para abastecerse de gasolina.

Por la falta de insumos básicos y de apoyo, el ambiente en todo el puerto de Acapulco es de mucha tensión y desolación. Foto: Especial
Por la falta de insumos básicos y de apoyo, el ambiente en todo el puerto de Acapulco es de mucha tensión y desolación. Foto: Especial

Sonia Sánchez despachadora de gasolina señala que se han organizado de tal manera que en unas bombas despachan a las personas que llevan garrafones, mientras que en las otras despachan únicamente a automovilistas. Además de que está controlada la venta.

“Se está limitando, ya no se despacha a vehículos que traigan garrafas, estamos trabajando con tranquilidad, esperamos que así sigamos, servimos hasta mil o mil quinientos pesos por persona, por vehículo, no más”.

Leonel Herrera García, vecino de la colonia Vicente Suárez, y de oficio pescador, llevaba más de dos horas formado para poder llevarse unos litros de gasolina.

“Al parecer están vendiendo lo que uno quiera, pero ya está uno desesperado y con hambre. Desde las seis de la mañana está uno formado para llevar combustible”

Con  la fuerza del huracán Otis, que fue categoría 5, la casa de Leonel quedó totalmente destruida. Ahora está durmiendo junto con su familia a la intemperie.

Al igual que los demás acapulqueños se queja de la ausencia de las autoridades municipales, estatales y federales.“Pues lo que nos van ayudando es la gente, los vecinos nos estamos ayudando entre todos”

Aunque la ayuda va llegando, es insuficiente y es muy probable que pasen muchos meses para que Acapulco recobre su esplendor.

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