(Esc)afandra es un espectáculo que conjuga diversas disciplinas artísticas, como ballet, ópera, teatro, danza, artes circenses y lengua de señas para acercar a los pequeños y sus familias al mundo del respeto a la diversidad. Foto: Especial.

Escafandra: La obra de teatro que busca la construcción de un mundo más inclusivo

El Teatro de las Artes del Cenart será testigo de Escafandra, una obra teatral que bajo la dirección creativa de Patricia Marín, no solo promete entretenimiento, sino también una experiencia única de inclusión y diversidad

Una tina no es simplemente un elemento escénico; en la obra de teatro (Esc)afandra es la puerta de entrada para el protagonista, Sergio, hacia las enigmáticas Fosas Marianas, un mundo donde conviven peces ciegos, sirenas y piratas.

La directora Patricia Marín expresa su alegría por la oportunidad brindada para presentar la obra en el Centro Nacional de las Artes. Este año, inician con un cierre de seis funciones en el Teatro de las Artes.

“Nos llena de mucha ilusión porque es la primera pieza en donde investigamos acerca de la inclusión y sobre todo a sensibilizarnos al interior de la compañía sobre la diversidad. Estamos trabajando con Diana Fernández y vamos a tener la presencia de una persona sorda dentro de nuestros talentos; tratamos de, a partir de la Lengua de Señas, generar corporalmente una investigación sobre cómo evoluciona un poco este lenguaje hacia todo el cuerpo”, indica Marín para Reporte Índigo.

(Esc)afandra es una obra de teatro infantil con la que, a través de una metáfora sencilla sobre el rechazo a lo desconocido, la compañía Danza Visual busca transmitir un mensaje a públicos con diversidad funcional y pretende sensibilizar sobre este importante tema.

La escenografía, una pecera creada por Alejandro Escobedo, es el espacio donde diversos personajes se encuentran con Sergio, un niño sordo. Después de tener un mal día, su mamá lo mete a una ducha. Esa tina será su transporte hacia la Fosa de las Marianas y a un mundo desconocido.

“La escafandra es un dispositivo para explorar el mar; no podríamos saber qué hay abajo sin este artefacto. Esa es la metáfora que queremos transmitir de manera sencilla sobre explorar lo desconocido y que una vez conocido, lo que desconocemos se vuelve menos extraño y podemos convivir con él”, explica.

Lo que inicialmente fue una exploración teatral se convirtió en una experiencia reveladora para el elenco. La directora destaca la integración de Diana Fernández, una maestra dedicada a la formación de personas con diversidad funcional.

“Nos comunicamos con la Lengua de Señas Mexicana entre nosotros para generar un espectáculo no solo para el público, sino también para nosotros dentro de la compañía“, añade.

Otra forma para comunicarse

La obra se convierte así en una reflexión en torno a las limitaciones que enfrentan las personas con diversidad funcional y la necesidad de construir un mundo más inclusivo.

(Esc)afandra no solo transporta al público a las profundidades del océano, sino que también sumerge a la compañía en una travesía de aprendizaje y descubrimiento, donde la inclusión y la diversidad funcional se entrelazan de manera hermosa y conmovedora.

“Es una experiencia sumamente enriquecedora para conocer otras formas de comunicarnos y de entender cómo se puede ver sin ver con los ojos y cómo se puede hablar sin tener que estar verbalizando”, opina la también productora del montaje.

Otra forma de percibir el mundo emerge, y con ella, la conciencia sobre la necesidad de desafiar las percepciones arraigadas en torno a la diversidad funcional.

“Normalizamos que nosotros, los que vemos, oímos y podemos usar los cinco sentidos, somos más“, reflexiona Patricia. Sin embargo, destaca que las personas que no ven ni escuchan poseen una forma única y válida de percibir el mundo. Esta perspectiva distinta, lejos de ser una limitante, merece ser apreciada y reconocida como parte integral de la riqueza humana.

Patricia apunta a la necesidad de que todos, independientemente de sus capacidades sensoriales, disfruten de la cultura, los espacios abiertos y las calles. Es una llamada a la reflexión sobre las barreras existentes y la urgencia de construir un mundo más inclusivo.

No queremos aleccionar, nunca nos ha gustado dar lecciones, sino empezar a meter la espinita de otras formas de, a través del arte, visualizar el mundo y convivir.

“Hay muchas limitantes para ellos y que no debería ser así, tendrían derecho a disfrutar como cualquiera de la cultura, de los espacios abiertos, de las calles, etcétera, etcétera. Desgraciadamente, todavía nos falta mucho por recorrer en ese sentido y queríamos hacer una reflexión en torno”, aclara Patricia.

La intención no es imponer ideas, sino sembrar la semilla de la comprensión a través del arte. El teatro, en su esencia, se convierte en una herramienta para visualizar el mundo de manera diferente y fomentar la convivencia en la diversidad.

Patricia Marín destaca la importancia de la lengua de señas mexicanas en este contexto. Señala que no todos los sordos la conocen, lo que representa una limitante en la comunicación. La inclusión de Diana Fernández en el elenco no solo enriquece la obra, sino que sensibiliza al equipo sobre las dificultades y discriminaciones que enfrentan las personas sordas en la sociedad, especialmente en el ámbito laboral.

Un viaje submarino

La Fosa de las Marianas, un elemento clave de la obra, se convierte en una metáfora poderosa. La inmensidad de este lugar desconocido, comparado con el monte Everest, ilustra la vastedad de las experiencias no exploradas. Los seres que habitan estas profundidades, ciegos y sin contacto con el sol, desarrollan su propia luz, una bioluminiscencia que se convierte en símbolo de adaptación y supervivencia.

Todo este simbolismo cobra sentido en la creación del universo de (Esc)afandra. Patricia Marín revela que el objetivo es transitar hacia el respeto al otro.

“Explorar la diversidad es un tema profundo que a menudo se pasa por alto. Al iniciar esta propuesta buscamos darles el derecho de conocer el arte desde temprana edad.

“Creemos que el arte transforma nuestra percepción del mundo y, al sembrar estas semillas, esperamos formar futuros adultos comprometidos con la importancia de la diversidad y el respeto. ¿Quién sabe qué impacto tendrán estas experiencias en el surgimiento de futuros profesionales?””, confiesa Patricia.

La obra, a través de distintas disciplinas artísticas, busca cambiar la concepción del mundo desde la niñez. La propuesta multidisciplinaria abraza el teatro, la danza clásica, contemporánea, el ballet, la ópera, y más, creando un universo estético y entretenido que se convierte en una herramienta para la formación de públicos y la construcción de futuros adultos sensibles a la diversidad.

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