Las editoriales universitarias compiten dentro del mercado del libro, con la finalidad de preservar el conocimiento y salvar a la poesía. Foto: Especial

Editoriales universitarias, publican lo que nadie más publica y toman los riesgos que nadie más toma

La editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León da luz a la producción de libros y difusión a escritores nacionales e internacionales

La industria editorial en México se encuentra en plena recuperación después de la pandemia COVID-19. La Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) publicó, a finales del 2023, los indicadores del sector editorial privado en el país.

Durante el 2022 se registró una producción de 104 millones de libros, que se traducen a 11 mil 266 millones de pesos facturados. En el 2018 se tuvo la cifra más alta de producción en los últimos seis años con 134 millones de ejemplares, y con 10 mil 584 millones de pesos en ventas, revelando una reducción en la producción del libro y un aumento en el precio.

En el 2018, un editor vendía los libros nacionales a los distribuidores en 72.7 pesos, ahora el precio ronda los 91. Los libros importados son aún más costosos para las librerías. En el 2018, el precio de un libro extranjero oscilaba entre los 170 pesos. En el 2022, el precio aumentó a 240 pesos, lo que representa el salario mínimo de un trabajador en México. Cabe aclarar que a estos números les falta la suma del valor agregado de la distribución. Para los lectores, el precio es aún más elevado.

En cuestión de temáticas, la literatura y la poesía ni siquiera aparecen en los tres primeros lugares en la lista de facturación editorial publicada por la Caniem. En primer lugar se encuentran los libros de educación básica, que tienen como principal comprador al estado, y que produjeron 50 millones de libros y facturaron cerca de 5 mil millones de pesos.

Pero como muchas veces lo demuestra la ficción, contra el contexto gélido y casi imposible surge la tórrida contraparte que nivela al mundo.

Una editorial con identidad

Al escritor Antonio Revillas, y a su equipo de trabajo, no les quedó otra opción más que demostrar con creatividad, inteligencia, entrega y labor que las editoriales universitarias en México son más necesarias que nunca para conservar el conocimiento y salvar a la poesía.

“Mi primer trabajo fue darle una identidad editorial que nos permitiera volvernos visibles entre las universidades y, de paso, entre las editoriales”, compartió Antonio Ramos Revillas, escritor y editor que coordina estos esfuerzos desde enero del 2016.

Después de ocho años, se definieron las prioridades a publicar. En primer lugar está la producción de libros que realzan la identidad universitaria escritos por autores egresados y estudiantes. Después, los autores locales con una buena obra que se pueda impulsar; y por último, autores de corte nacional, también con buenas obras.

Como objetivo primordial, según Antonio, las editoriales universitarias se deben de centrar en la preservación del conocimiento, la difusión del mismo y la publicación de literatura, y sobre todo, poesía.

“Cada grupo o cada red editorial del país tiene una función, y a mí me queda claro que la función de la red de las editoriales universitarias tiene que ver con la preservación del conocimiento, con la difusión del mismo, y dentro de esta difusión del conocimiento, pues va también la literatura y la poesía.

“Hace poco tuvimos una mesa sobre por qué las editoriales universitarias deben rescatar a la poesía, y es porque es un género que, aunque se publica mucho, se publican tiros muy cortos. De manera que no se lograba construir una tradición. Si las universidades apoyaran más la publicación de poesía, como lo hacemos nosotros, que es una de nuestras colecciones más fuertes, podríamos ser parte de esta formación de la tradición de la literatura mexicana contemporánea. […] Creo que esa es la función: preservar, difundir, publicar lo que nadie más publica y tomar los riesgos que nadie más toma”, respondió.

Esta publicación “blanda” de literatura y poesía, diferente a las investigaciones científicas duras que también se editan, sirve como un gancho para los lectores y promover la lectura de todo el catálogo.

“Nuestros libros llegan a las preparatorias, llegan con los maestros de español de las facultades y, sobre todo, a los clubs de lectura. Con eso hemos construido una red de trabajo muy sólida y, más que red de trabajo, una red de compartir el libro”, indicó.

 Sus libros son vendidos y reconocidos

El equipo, después de darle un sentido editorial a los esfuerzos y distinguir su sello entre los demás, también llenó huecos que Antonio se encontró al llegar en enero del 2016. Instaló una tienda en línea, una biblioteca digital, los títulos han estado intermitentemente en librerías comerciales.

La editorial visita 18 ferias del libro al año en el país y tiene su propia tienda en la Casa Universitaria del Libro, en Monterrey. Los títulos se ofrecen en Amazon, vendiendo alrededor de 50 libros a la semana.

“No todos nuestros títulos tienen cabida en todas las librerías, eso creo que es importante saberlo. Hay gente que cree que una librería acepta todo lo que publica alguien y la verdad es que no:  he optado por tener un par de formas de distribución muy sólida”, aclaró.

La editorial edita alrededor de 100 libros al año, académicos y literarios. Las colecciones resguardan los géneros de narrativa, ensayo, teatro, poesía, periodismo, literatura infantil e Historia. Siendo los más populares el género narrativo, la poesía y el periodismo.

Hay decenas de autores que han sido publicados en esta editorial. Vivos y vivos en su obra, entre los nombres de escritores resalta la obra poética reunida del escritor español Pedro Garfias, quien llegó a México exiliado en 1940, después de la guerra civil, y murió en Monterrey.

“Lo que nos indica que hemos tomado buenas decisiones es que nunca reimprimiamos, es decir, había una tradición de publicar muchos libros pero no de construir un catálogo. Y ahora no se acaban. Eso también permite que exista la base de lectores de cada autor y de cada libro.

Se agota un título y se reimprime. Te puedo decir que hemos reimpreso, Padres sin hijos, de Irán Ruvalcaba, como unas tres veces o cuatro;  Ya no tengo fuerzas para ser civilizada, de Iveth Luna, también unas cuatro veces; hemos reimpreso  63 señoritas condenadas a la desolación, de Erika Cepeda,  tres veces; hemos reimpreso el libro  Donde una vez tus ojos, crecen orquídeas de Rocío González Benítez, y así vamos con muchos título”, compartió.

La calidad del trabajo de la UANL ha sido reconocida con 12 premios nacionales e internacionales de literatura en los últimos ocho años.  Entre los reconocimientos se encuentra el Premio Nacional de Literatura, José Fuentes Mares, por el libro King Kong Cabaret, de Hugo Alfredo Hinojosa, de Tijuana, o el Premio Nacional de Ensayo organizado por Argentina, Eduardo Mallea, por el libro Nausícaa, de la escritora Argentina Marina Porcelli.

“Me parece  maravilloso que la Editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León tenga tanta presencia estando desde esta orilla de la edición, y que sea, hoy por hoy, un referente. Porque creo que así lo es: un referente de la edición, no solamente universitaria, sino del país”, compartió.

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