Big Mama Thornton: la blusera que disparó las carreras de Elvis y Janis

El nombre de Big Mama Thornton no obtuvo el reconocimiento que merecía, pero sin ella las carreras de ‘El Rey’ y la ‘Bruja Cósmica’ no habrían tenido la misma fuerza

Cada vez que Big Mama Thornton abría la boca para sacudir las cuerdas de la garganta, el mundo se paralizaba un segundo e inmediatamente después comenzaba a moverse al ritmo de su indomable manera de interpretar el blues; fue una voz clave para el nacimiento del rock and roll.

Los poderosos registros de Big Mama hacían juego con su físico: 1.82 metros de independencia y 150 kilos de puro talento. Thornton, una mujer negra que vestía como “hombre”, enfrentó al racismo y los prejuicios de una sociedad segregacionista como la de Estados Unidos en los 50.

Willie Mae Thornton llevaba la música en las venas, su padre era predicador y su madre cantaba góspel en las iglesias de Alabama. Thornton entrenó la voz en la casa de Dios, pero ésta era muy pequeña para sus ambiciones; así que un día, a los 14 años, se fue de gira para crear algo de blues.

El mundo del rock no puede entenderse sin la contribución de Big Mama, quien sin proponérselo se convirtió en la madre, musicalmente hablando, del hombre y la mujer más populares del género; primero de Elvis Presley en 1956 y luego de Janis Joplin en 1967.

Big Mama grabó en 1952 el clásico Hound Dog, la canción que Elvis tocaría en televisión cuatro años después y que lo consagraría como ‘El Rey’. Sin embargo, Thornton ya había convertido esa pieza en un fenómeno de ventas en los mercados del blues y el rhythm and blues (r&b). 

La canción fue escrita por dos jóvenes blancos llamados Jerry Leiber y Mike Stoller, quienes entregaron la canción a Big Mama. “¿Así que es este mi gran éxito?”, preguntó Thornton de manera desafiante, Leiber se hizo pequeño y simplemente respondió “eso espero”.

Big Mama hizo lo que quiso con la canción, cuando Leiber le indicó cómo debía cantarla, la artista respondió tajante “chico blanco no me digas como cantar el blues”; al final ambas partes cedieron y el resultado fue una salvaje y pegadiza pieza de r&b.

Elvis hizo mucho dinero con Hound Dog; Big Mama sólo recibió una pequeña suma que se esfumó en semanas. Por aquellos años, el mejor pago para un cantante negro era poner su voz en la radio y evitar así el tener que trabajar en alguna plantación bajo el intenso sol. 

La situación se repitió en los 60 cuando Big Mama firmó con el sello Bay-Tone Records para componer y grabar algunas piezas. Los ejecutivos publicaron varias de sus canciones, pero descartaron una pieza titulada Ball and Chain, sin embargo, mantuvieron los derechos sobre ésta.

Bay-Tone le ofreció la canción a una joven llamada Janis Joplin, quien era fanática de Thornton, para que realizara su propia versión. La bruja cósmica, quien aún formaba parte de la banda  Big Brother and the Holding Company, revistió la canción de psicodelia y la transformó en un gran éxito. 

Hound Dog había sido una canción escrita para Thornton, pero Ball and Chain era una pieza salida de su roto corazón blusero y de la cual no era dueña de los derechos; en los 50 había conseguido algunos dólares por la canción de Leiber y Stoller, pero por su propia obra no obtuvo nada.

Janis siempre reconoció y rindió tributo a Thornton, quien no guardó rencor alguno contra ella, incluso llegó a decir “esa chicha siente lo que yo siento”.

Willie Mae aprovechó el revival del blues clásico a finales de los 60 y se fue de gira al viejo continente con otros grandes personajes del género para demostrar a la juventud inglesa de donde había salido la nueva explosión británica.  

Después de aquella gira no pasó mucho con la carrera de Big Mama, quien siguió cantando y tocando la armónica en los bajos círculos del blues en Estados Unidos. Thornton murió en 1984 sola, triste, alcohólica, enferma y con 100 kilos menos en la habitación de un hotel de cuarta.

Big Mama tuvo mala fortuna, pues si hubiera nacido dos décadas antes habría vivido en la cúspide del blues y si hubiese nacido 20 años después podría haber competido de tú a tú con Aretha Franklin, pero alcanzó la madurez musical cuando estalló esa bomba llamada rock and roll.

Sin embargo, qué más el blues, sino el canto melancólico de una persona con mala fortuna.

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