Televisión, Democracia y Boicot

En la elección presidencial de 1988 Manuel Clouthier inició una protesta contra el principal noticiero de Televisa, su lema: “No veas 24 Horas porque no dice la verdad”.

Con ese boicot a Televisa, el panista iniciaba una serie de tácticas que le permitieron entrar a la televisión, la cual se había mantenido cerrada a las actividades de la oposición.

Darío Mendoza Darío Mendoza Publicado el
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En la elección presidencial de 1988 Manuel Clouthier inició una protesta contra el principal noticiero de Televisa, su lema: “No veas 24 Horas porque no dice la verdad”.

Con ese boicot a Televisa, el panista iniciaba una serie de tácticas que le permitieron entrar a la televisión, la cual se había mantenido cerrada a las actividades de la oposición.

Fue la época en que Emilio Azcárraga Milmo declaró que Televisa era soldado del PRI.

El boicot iniciado por Clouthier era una estrategia que contemplaba algunas fases a desarrollar. Después siguió el boicot a los principales anunciantes del noticiero 24 horas y se eligió al Grupo Domeq.

La Resistencia Civil Activa y Pacífica, organización ciudadana que se encargaba de dicha resistencia, anunció que los ciudadanos dejarían consumir el ron Presidente, que era el principal comprador de espacios durante el noticiero.

La estrategia empezó a dar resultados, Televisa abrió sus puertas y entrevistaron al candidato presidencial panista en el espacio noticioso de Guillermo Ochoa.

ANTES DE TWITTER Y FACEBOOK

Pocos saben que en el año 2000 también existió el boicot contra una televisora de cable. Fue justo después del martes negro, donde apareció un candidato terco en hacer el debate ese mismo día. “Hoy, hoy, hoy”, repetía Vicente Fox.

Al otro día apareció un ciudadano indignado.

Su molestia se debía a que en “el debate del debate” el presidente de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, aseguraba con los candidatos Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida que no se podía realizar el debate ese día.

Ese ciudadano envió un correo a la casa de campaña de Vicente Fox donde daba a conocer que suspendía su suscripción a la televisión de cable.

El webmaster de Vicente Fox, Luis Alberto Bolaños, reenvió esa mañana el correo a los 10 mil seguidores y amigos de Vicente Fox.

Para las dos de la tarde de ese miércoles, había cientos de ciudadanos anunciando su cancelación a la televisión por cable y el correo alcanzaba cientos de miles de seguidores en cadena.

Marta Sahagún recibió una llamada desesperada del empresario de la televisión para pedir que le ya le pararan al boicot ciudadano.

Martha preguntó al equipo si eran ellos los que habían iniciado esa revuelta, y con una sonrisa cómplice le informaron lo que estaba sucediendo. La vocera de la campaña sonrió.

En ambos casos la fuerza de los ciudadanos organizados, había hecho un boicot contra el boicot de las televisoras a la democracia.

Hoy es diferente, las campañas presidenciales no inspiran a los ciudadanos. Si las televisoras transmiten o no el debate, parece no importarles tanto.

Hoy Ricardo Salinas Pliego, presidente de TV Azteca, puede desafiar por Twitter a los que piden debate: “¡Éste sí es un debate! Entre un grupito de twitteros autoritarios y los ciudadanos libres de votar por lo que quieren ver”.

Ahora no hay boicot ciudadano organizado y los candidatos presidenciales no muestran empatía con esos ciudadanos independientes y libres que cuando se movilizan producen cambios.

Nada obliga a las televisores mexicanas a dar cobertura al debate presidencial. Y es muy probable que haya más auditorio para el futbol que para el debate presidencial.

En las encuestas, después de un mes de campañas, las tendencias siguen igual que al principio; aburridas.

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