SCT SA

¿Qué decir cuando la explicación es tan mala como la catástrofe? No conforme con mantener el empleo tras la cancelación del tren chino, siendo únicamente las inconfesables tenebras palaciegas -por él calladas- lo que le mantuvo en la silla, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, ahora sale a dar un discurso malo, impertinente y revelador de que muchos años de cargos públicos no hacen el oficio.

Ahora resulta que el objetivo del lanzamiento del satélite era su valor en libros y no el paliar su tardío lanzamiento, el cual ahora será nuevamente reprogramado.

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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¿Qué decir cuando la explicación es tan mala como la catástrofe? No conforme con mantener el empleo tras la cancelación del tren chino, siendo únicamente las inconfesables tenebras palaciegas -por él calladas- lo que le mantuvo en la silla, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, ahora sale a dar un discurso malo, impertinente y revelador de que muchos años de cargos públicos no hacen el oficio.

Ahora resulta que el objetivo del lanzamiento del satélite era su valor en libros y no el paliar su tardío lanzamiento, el cual ahora será nuevamente reprogramado.

Por supuesto resulta más que risible su posicionamiento, propio de aquel personaje que hablaba de mitos geniales. Mucho dinero sepultó el pésimo manejo de SATMEX y las peripecias para disfrazar de reestructura un notorio desfalco público. Lo peor es que la cobertura y seguridad satelital son más que lamentables, dejando nuevamente a delicados temas al garete.

No señor secretario, el objetivo era tener un satélite dado que el sistema Morelos está más que superado y que doce años de azules dejaron sólo gastos, sin que nada se hubiera hecho durante el “felipato” para mejorar errores y omisiones, que mucho dan de que hablar y que han llevado al programa satelital mexicano a ser una desgracia.

Debió haber hablado de la inmediata respuesta para reponer el lanzamiento y de las reprogramación urgente con un tecnólogo eficiente, y no pensar que se trata de un carro de flotilla que se olvida cobrando el seguro.

Pero claro, poco se sabe de la ineficiencia que encubrieron los que llegaron, imputable a Luis Téllez y demás oscuros personajes que se olvidaron de fincar responsabilidades a todos los que nada hicieron para evitar que supuestos empresarios monopolizaran el sector, haciendo de la fibra óptica la única alternativa viable.

Es claro que el equipo que lo acompaña en materia de comunicación social es tan malo, como el del ramo. A veces hay que confiar en los especialistas que asesoran, pero cuando son obra del influyentismo y del amiguismo gratuito, que coloca a ciertas personas a practicar la ignorancia, es preciso revisar lo que esos asesores proponen.

Por lo pronto, resulta inútil pensar que se hará una investigación seria sobre lo que pasó, ya que más allá que un mero accidente, existe una secuencia de desfalcos, malas contrataciones, inoportunas programaciones, y en general, procesos chafas disfrazados con enormes sumas presupuestarias, que impedirán que se informe de manera oportuna, suficiente e íntegra a la población.

Es más fácil esperar al reemplazo, para que ese se dé cuenta que tenemos una década jugando al tío Lolo en asuntos satelitales. Esto quizá sea un error humano o mecánico, pero de revisarse lo que su dependencia ha hecho desde el 2007, nos daremos cuenta que no hay seguros contra la ineptitud.

¿O acaso si perdiera la vida un funcionario clave, con cobrar el seguro se arreglaría? Porque lo que es claro, es que la función pública se ha afectado y demorado irremediablemente, mientras usted gerencialmente habla de centavos.

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