¿Salvarnos de qué?

Ante el tamaño y el poder que acumuló para sí el Estado Mexicano en la década de los 80, Paz afirmó que éste era el criminal más grande del siglo 20.

En aquel entonces el modelo era simple: manipula a los medios, eternízate y acumula poder. En palabras de Paz, cada presidente era un “dictador constitucional”. Ahora se han añadido más variables al modelo, pero el juego sigue siendo el mismo. 

José Luis Tamez José Luis Tamez Publicado el
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Ante el tamaño y el poder que acumuló para sí el Estado Mexicano en la década de los 80, Paz afirmó que éste era el criminal más grande del siglo 20.

En aquel entonces el modelo era simple: manipula a los medios, eternízate y acumula poder. En palabras de Paz, cada presidente era un “dictador constitucional”. Ahora se han añadido más variables al modelo, pero el juego sigue siendo el mismo. 

Aprovechando el descontento generado por el modelo político, dominado por la mezquindad política y secuestrado por la (poca) voluntad de los partidos, el PRI regresó a los Pinos vendiéndose como un partido eficaz y capaz de hacer posible lo “políticamente imposible”.

Como lobo vestido de oveja, volvió el modelo de un solo partido. Avalado por sus copartidarios y por la buena prensa internacional. 

El equipo joven, sensato y pragmático que toma las decisiones económicas del país navega con la bandera del liberalismo y la modernidad; tiene en teoría excelentes credenciales, además de doctorados en las mejores universidades del mundo.

Un gobierno liberal y sensato acotaría sus obligaciones y encontraría en la Iniciativa Privada un aliado para aquellas funciones que no le corresponden o no puede cumplir por sí solo. Dotarse de poder y acrecentar su tamaño es también atribuirse funciones y obligaciones.

De hecho el gobierno podría no ser liberal, pero sí sensato si tomara para sí atribuciones que sí puede cumplir con cabalidad. Desgraciadamente no parece ser el caso.

Con la reforma fiscal, el gobierno deja en claro que no es liberal, ni sensato. Por ejemplo, disminuye del 100 al 53 por ciento la deducción máxima por los servicios sociales que prestan las empresas a sus trabajadores.

Al desincentivar esta práctica, debemos suponer que el Estado está preparado para abrirle las puertas a todos los trabajadores que se vean en la necesidad de migrar de sus servicios de seguros privados a los servicios que brinda el gobierno y otorgarlos con igual calidad. 

Otra atribución tomada por el Estado es la de vigilante del contenido televisivo y contenido en la red. Ahora los concesionarios de Internet podrán bloquear el contenido de la red en los casos que la autoridad y/o la normatividad así lo señalen.

En pocas palabras, ante el pobre criterio del consumidor, el gobierno se toma la atribución de vigilante de contenidos de televisión e Internet. Además, yendo en contra de las recomendaciones internacionales en la materia.

Si a esto se le añade el regreso de políticas asistencialistas como la “Cruzada contra el Hambre”, el seguro de desempleo, los controles de precios y pensiones universales. Se puede tener una foto completa del problema.

Lo preocupante es la buena prensa que reciben estas políticas. A nivel internacional se ha galardonado y llamado reformista al presidente y a su secretario de Hacienda. 

Los problemas de seguridad parecen ya no tener la misma cobertura mediática para cuidar “la buena imagen de México”. 

Lo anterior puede ser posible, pero tapar o postergar los problemas no los resuelve. Ninguna cifra avala a esta administración. 

Los estimados de crecimiento vienen de nuevo a la baja; ni la expectativa de mayor crecimiento en el vecino del norte, ni el mayor gasto de gobierno parecen despertar al “Tigre Azteca”.

En el margen es un blog de temas de economía.

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