Saliva y decisiones

En la política ocurre lo mismo, necesitamos saber a dónde queremos llegar,  para después establecer  la ruta a seguir, cuales serán nuestras prioridades y como las comunicaremos; es decir, tener una visión. Eso es lo que se espera de la nueva administración que encabezará Enrique Peña Nieto.

Darío Mendoza Darío Mendoza Publicado el
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En la política ocurre lo mismo, necesitamos saber a dónde queremos llegar,  para después establecer  la ruta a seguir, cuales serán nuestras prioridades y como las comunicaremos; es decir, tener una visión. Eso es lo que se espera de la nueva administración que encabezará Enrique Peña Nieto.

Si no hay una meta concreta y una ruta a seguir, seguiremos el mismo camino que hemos tenido los últimos 12 años. El PAN en la presidencia convirtió el paradigma Gobernar es Comunicar como un elemento central, pero a pesar de ello, y de las mejores promesas y conceptos, no tomó las decisiones para que sus ideales del papel se llevaran a cabo en la práctica.

Me recuerda la escena de una película de Cantinflas, donde el personaje  dice: “cuando me casé contigo me prometiste que viviría como ángel, y nada. ¡Sí, como ángel, sin ropa y sin comer!”.

La distorsión y la incredulidad  surgen cuando hablamos y echamos mano de frases preciosas, pero se nos olvida dar un segundo paso: tomar las decisiones para hacerlas realidad. 

Se abre así  una franja entre el dicho y el hecho. Y esta saturación de promesas y frases han convertido a la política y a los partidos como los asuntos peor evaluados por los mexicanos.

Al ex gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández, se le atribuye la frase de que él gobernaba “con pulque y saliva”. 

Pero esta cultura no es solo de algunos priistas, después de que el PAN se desplomó al tercer lugar en la elección presidencial, algunos panistas han encontrado como solución recetar códigos de buena conducta y recetar más frases bonitas. 

Nuevamente plantean como solución a sus derrotas, echar más rollos, creen que con saliva se componen las cosas. 

Pero la verdad es que el éxito en las instituciones y en la vida de las personas pasa por tomar decisiones. Decisiones que a veces son dolorosas, un Sí, va implicar muchos No. 

Y este es el costo que muchos no quieren entender, y creen que la vida personal o la de su institución se gobierna con frases.

Para la toma de decisiones se requiere un buen diagnóstico, libertad y estar dispuestos a pagar los costos. 

Los valores se viven cuando existe el valor  para ejecutarlos y no sólo para imaginarlos.

Mientras no haya paso al crecimiento de  nuevos liderazgos, veremos la misma película que hemos observado en décadas: prácticamente los mismos rostros y apellidos, en todos los partidos, intercambiando cachuchas y controlando el poder político. 

Si bien es cierto que Gobernar es Comunicar, también es cierto que no se gobierna solo con saliva, hay que arriesgarse y tomar decisiones.

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