Redes de Poder: Anaya la empieza a ver lejana

Nos cuentan que desde Querétaro se empieza a percibir que la anhelada candidatura de Ricardo Anaya a la gubernatura, posición que buscaría para 2027, ya empieza a alejarse desde ahora, al parecer, debido a la postulación de su pupilo político “Felifer” Macías, a la alcaldía de la capital de ese estado, teniendo enfrente a un perfil que resulta ampliamente competitivo, el de José María “Chema” Tapia por el Partido Verde, y al que se estarían sumando, se dice, Morena y el PT.  Tapia Franco tiene una trayectoria importante en la política nacional, lo cual pone en riesgo la victoria de Macías, y por lo tanto, la materialización del sueño de Anaya, quien seguramente será senador pluri, pero quién sabe si le de para más.

Ni cómo ayudarlos

Seguramente ni en Palacio Nacional ni en el war room de Claudia Sheinbaum les es indiferente la polémica que rodea a personajes como los gobernadores de Campeche y Sinaloa, Layda Sansores y Rubén Rocha, respectivamente, quienes vaya que están destacando sobre sus homólogos pero por el mal desempeño y peor imagen que proyectan. Sansores no solo no puede sacudirse el despropósito por la forma en que expuso a mujeres de la Policía Estatal, sino que ahora resultó que se quiso victimizar.

Mientras que Rocha ya no se va a quitar el estigma de ser un mandatario que minimiza la peor crisis de violencia que se ha visto en su entidad en los últimos años. ¿Seguirán defendiéndolos desde la mañanera? Porque no hay ni cómo ayudarles. Aunque si los dejan como hasta ahora, se les puede revertir con resultados electorales adversos en sus estados. Vaya dilema.

Efecto mínimo

Nos comentan que los operadores del transporte público del Valle de México han comenzado a desinstalar las cámaras de videovigilancia de sus unidades, luego de la estrategia fallida impulsada en la anterior administración, encabezada por Alfredo del Mazo, para reducir el robo en el transporte público. Los operadores reconocen que a los delincuentes nunca los detuvo el ser grabados, por lo que las cámaras no inhibieron a la delincuencia, al menos en el transporte público.