Decía Ángel Aceves: los Meade no tienen amigos, tienen intereses. Sí, el mismo José Antonio Meade que mantiene ignotas relaciones con OHL, que se desliza misteriosamente para ingresar a las oficinas de Evercore, y que adquiere inmuebles que solo por fuera son distintas casas. Sí, el que ahora parece no acusar recibo de un proceso cuestionable y cuestionado para la elaboración de pasaportes.
Son meses complicados en los que el PTM, Partido Tecnocrático de México, tendrá que decidir quién será su candidato, así como decidir cuál de los partidos tradicionales usaran para encubrir al grupo que ha detentado el poder desde el año 82.
Ahora el canciller tiene una disyuntiva, ya que si bien no se ha publicitado la inminente jubilación de Dionisio Meade en el Banco de México, es posible que ya esté por cobrar sus primeras pensiones derivadas de un reconocimiento de antigüedad al estilo Óscar Espinosa Villareal.
Tal jubilación se acordó, como previa a la llegada del ahora titular de la SRE a la Junta de Gobierno del Instituto Central, quien de esa forma seguiría agitando el pandero ya no por tres años, sino por seis que es lo que dura la gubernatura.
Sin embargo, resulta que el presidente del PTM, Ernesto Cordero, ha valorado junto con el secretario general de ese oscuro partido, Roberto Gil, la posibilidad de que Meade los represente en la contienda del 18, dado que no aceptan la propuesta de Luis Videgaray para impulsar a la prima Margarita. Siendo que este servidor público no aparece en las preferencias del tricolor para ocupar candidatura alguna.
Pues no obstante que los palaciegos ingresos de empresas que venden boletos de avión, hospedaje y una gran cantidad de gastos protocolarios -que son la cauda del canciller- no han llamado la atención del respetable, es el caso que si lo hizo la inexplicable adjudicación de contrato para fabricar documentos de identidad, operación que ha puesto en sobre alerta a los impulsores de la imagen de quien borró la obligación de los bancos de cubrir errores y omisiones en el manejo de la cartera bancaria cedida al Fobaproa.
Borrón que precedió a la supresión de créditos del sureste otorgados por el infausto Banrural, pero que sucedió al ocus pocus de las deudas de los ingenios azucareros operadas por el paje Treviño.
Las visitas no agendadas oficialmente con Pedro Aspe sugieren que su actuación no es del todo gubernamental, y que sigue atendiendo pendientes del PTM.
Pues resulta que a finales del año tendrá que decidir si la hace de suplente de lo que el PTM tenía reservado para el titular de las finanzas públicas, o bien, se incorpora a las filas del sistema financiero para cubrir los pasos de salida del grupo tecnocrático. Claro, esperando que no le salga alguno de sus lacayos como lo hizo Babatz al dejar un tiradero en la CNBV.
Ficrea y demás engendros fueron concebidos durante su gestión financiera, como también lo es la ilegal protesta en el cargo de Di Costanzo, pero ahora el entorno ha cambiado.
Antes de un mes tendrá que decidir, al fin y al cabo, tanto el PRI como el PAN, se subordinan al PTM.