Los sistemas sanitarios que enfatizan que la salud no sólo es la atención médica, sino que invierten en equidad en la salud de la comunidad. Foto: Especial

La salud en México: más allá de las batas blancas

Abordar la salud en México requiere una perspectiva amplia que trascienda la labor clínica de los centros hospitalarios y de los médicos. Para enfrentar de manera efectiva y sostenible los desafíos sanitarios del país es necesario incorporar un enfoque multidisciplinario que considere la participación de la comunidad en la toma de decisiones y acciones relacionadas […]

Abordar la salud en México requiere una perspectiva amplia que trascienda la labor clínica de los centros hospitalarios y de los médicos. Para enfrentar de manera efectiva y sostenible los desafíos sanitarios del país es necesario incorporar un enfoque multidisciplinario que considere la participación de la comunidad en la toma de decisiones y acciones relacionadas con el cuidado de su salud. Se debe considerar un enfoque colectivo que permita alcanzar un estado de salud más allá de la simple ausencia de la enfermedad.

El sistema de salud en México se encuentra altamente “medicalizado”, el modelo actual responde sólo a curar individuos una vez que ya están enfermos. El médico prescribe un tratamiento y en el mejor de los casos algunas recomendaciones higiénico-dietéticas. Las acciones preventivas hospitalarias se dan dentro de las unidades médicas -intramuros- y en muy pocos casos en la comunidad, donde realmente debe prevenirse la aparición de las enfermedades.

El entorno es determinante en la salud de la población, las condiciones económicas, culturales, ambientales y sociales, en donde las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, tienen un impacto sustancial en la salud de los individuos y las comunidades.

Mucho se escribe sobre cómo el incidir en los determinantes sociales en salud -agua, educación, medio ambiente, vivienda, empleo, entre otros-, tendrá un impacto positivo en la salud. Sin embargo, poco se hizo al respecto en las últimas administraciones y sólo quedó en la demagogia y la retórica gubernamental.

La participación comunitaria es componente esencial en un país multicultural y multiétnico como México, puesto que permite la identificación y el abordaje de las necesidades a nivel local, a “ras de tierra”, promoviendo soluciones adaptadas al contexto de cada comunidad -rural o urbana-, en donde la medicina tradicional y la partería juegan un papel importante en la forma de atenderse y debe respetarse, así como promoverse en la comunidad de forma conjunta con la medicina hospitalaria.

Los sistemas sanitarios que enfatizan que la salud no sólo es la atención médica, sino que invierten en equidad en la salud de la comunidad y que además de mejorar la salud de la población, fortalecen su desempeño financiero, cultural y organizacional, contribuyen a reducir y eliminar las disparidades en la salud, así como los factores determinantes que afectan a los grupos excluidos y marginados.

La Secretaria de Salud publicó en octubre del año pasado en el Diario Oficial de la Federación (2022) el Modelo de Atención de Salud para el Bienestar, que deberá ser de aplicación general en todo el país, en una primera etapa a través del recién creado IMSS Bienestar.

En este modelo se contempla de manera importante la participación comunitaria. Esto quedó resuelto en el discurso, pero aún falta hacerlo realidad. La transformación del sistema de salud se está construyendo en el camino correcto, pero hay que darle “continuidad con cambio” en la próxima administración.

Existen una gran cantidad de profesionales en otras ciencias diferentes a la salud que deben jugar un papel importante en el cuidado de la salud de los mexicanos: profesores, educadores físicos, ingenieros, arquitectos, políticos, entre otros y la misma comunidad. Si se promueve la participación de estos actores más allá de las batas blancas, se tendrá un impacto real y sostenible en la salud y bienestar de la población mexicana.

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