La punta del iceberg

Hace más de un año que -en este espacio- señalamos que la ilegal protesta en el cargo que hiciera Mario Di Costanzo en un cargo público inmerecido, traería aparejadas nuevas irregularidades relacionadas con la desaparecida defensoría de los clientes del sistema financiero.

Ahora, desde la presidencia de la Condusef se alcanzan “dudosos arreglos” para recibir pago de inversiones antes que otros, con mejor derecho. Tal anticipación resulta estar basada en el influyentismo sesentero propio del apóstata del PT. 

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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Hace más de un año que -en este espacio- señalamos que la ilegal protesta en el cargo que hiciera Mario Di Costanzo en un cargo público inmerecido, traería aparejadas nuevas irregularidades relacionadas con la desaparecida defensoría de los clientes del sistema financiero.

Ahora, desde la presidencia de la Condusef se alcanzan “dudosos arreglos” para recibir pago de inversiones antes que otros, con mejor derecho. Tal anticipación resulta estar basada en el influyentismo sesentero propio del apóstata del PT. 

Dicen los banqueros que atraviesan por un buen momento, sólo porque se les permitió contar con un régimen legal que anula los convenios de responsabilidad y se les permite emigrar dejando cascarones financieros ante una posible corrida financiera. 

También hace un año dijimos que a finales de este año la realidad nos alcanzaría y que las cajas de ahorro, sofipos, sofomes y toda la gama de entidades creadas por la tecnocracia para permitir infames abusos en contra de los pequeños ahorradores, no podrían seguir manteniendo la simulación. 

No están quebradas, prácticamente se trata de zombies financieros que deambulan tapando hoyos pequeños, abriendo nuevos boquetes que ninguna entidad estatal paliativa podrá afrontar.

Claro, nunca la transparencia financiera ocurre a mediados de año, y menos, si hay procesos electorales en ciernes y el Subsecretario de Hacienda prepara su muda hacia otra responsabilidad menos explosiva. Los cambios redentores están a la vuelta de la Semana Santa.

Desde la extinta financiera rural, que José Antonio Meade usó de trampolín para otorgar créditos que se pagaron con maromas contables, el sector campesino impulsó decididamente la promoción de ese personaje, que supo silenciar al merolico que pedía la palabra en asuntos financieros que desconoce de cabo a rabo.

En ese entonces se creó y fomentó la torre de naipes que está a punto de colapsar, llevándose a más de un banco que se encargó de fondear a las perversas entidades no reguladas, donde aparecen nombres interesantes que no se revelan, no obstante que el pago de esas cuestionables inversiones se está haciendo con recursos públicos de lo que, nos guste o no, es la primera parte del rescate financiero.

Pues sucede que ya van algunos cientos de millones declarados y otros que no aparecen en la cuenta, dado que supuestamente provinieron de los menguados recursos de Ficrea. 

La verdad es que pensar que Meade fue un funcionario que merecía ser conservado dado al apoyo estratégico que prestó al tricolor para llegar, será materia de reflexión.

Tras la desangelada convención bancaria, es claro que los focos rojos están prendidos, aunque las sirenas están siendo silenciadas con el oropel que los banqueros dejan a la población después de las tormentas de ahorro.

La caída del precio del petróleo es juego de niños, frente al necesario ajuste de valores de activos financieros que debió hacerse desde el 2012, cuando el Canciller supo hacer cómplices a los nuevos, supuestamente ayudándolos a preservar la estabilidad.

La arrogancia y la inocencia, son pecados por los que siempre se paga, siendo el precio más caro cada año que pasa. 

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