El domingo pasado se alcanzó el mejor rating de un debate presidencial en México.
Sin embargo seguramente hubo confusión entre los votantes duros de Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño no entró en confrontación con Enrique Peña Nieto, ni siquiera aprovechó lossucesos periodísticos del diario The Guardian, que reveló documentación en donde supuestamente se confirma toda una conspiración en su contra.
En el cuarto de guerra de Andrés Manuel se analizaron las encuestas en donde se observa una tendencia ascendente, el reto era cuidar ese ritmo de crecimiento que le ha permitido captar a una parte de los independientes y los del voto cambiante o switcher.
Por lo tanto, la estrategia de Andrés Manuel fue no arriesgar y verse propositivo; tampoco ataca al Presidente Calderón cómo lo comentamos en estas Coordenadas la semana pasada.
El candidato de las izquierdas hasta llamó a panistas y priístas a votar por su causa. La estrategia es correcta, aunque a algunos duros de la izquierda mexicana no les guste.
También en el año 2000, había panistas duros que se molestaban porque Vicente Fox mantenía el llamado a CuauhtémocCárdenas a unirse, cuando en realidad Fox no buscaba el apoyo de Cárdenas, si no el de los simpatizantes de ese candidato.
En la casa de campaña de Fox se preveía el triunfo por tres puntos, el voto se disparó hasta alcanzar más de 7 puntos.
Es el mensaje al voto útil de la batalla final.
Con este escenario, el debate más visto de la historia perdió atractivo, difícilmente será recordado por esa la falta de sorpresas o bombas informativas.
Los punteros decidieron no arriesgarse, sólo Josefina Vázquez Mota repartió golpes.
Si la candidata del PAN ganó algunos puntos después del debate, eso no lo sabremos hasta que las conversaciones generen opinión pública a lo largo de la semana. Pero al parecer el debate no cambiará la ruta de las tendencias.
Colosio
En este escenario de la batalla por la Presidencia de la República aparece la película sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el candidato priista a la presidencia que fue asesinado en plena campaña en 1994.
Es posible que el filme influya en el público de las clases medias urbanas y será un disparador de comentarios negativos sobre la marca PRI.
Pero en este caso, como en muchos en la vida, la moneda tiene dos caras.
Los que pautaron que la cinta apareciera en esta época con el fin de golpear al partido tricolor, pueden no estar calculando otra consecuencia: generar un miedo que evite que algunos de los ciudadanos indecisos acudan a las urnas.
La película genera la percepción de que hay un poder oscuro que elimina a los que buscan la verdad, y ese mensaje generador de temor, podría beneficiar al PRI, ya que este partido mantiene la mejor maquinaria para llevar votantes el Día D.
Este suceso y otros tantos se estarán aconteciendo en estos días rumbo a la batalla final por conquistar a los votantes de México.