Mientras los rockstars y las leyendas musicales triunfaban a nivel “general”, las bandas exitosas de hoy arrasan solo entre un segmento del público. Foto: Pexels/Thibault Trillet

Estrellas en vías de extinción

Vivimos una transformación silenciosa en la industria de la música, en sintonía con los cambios tecnológicos y sociales a nivel global, que desembocará en la extinción de las grandes estrellas, las que son verdaderamente gigantes.

Es cierto, siguen existiendo bandas y artistas de impacto masivo, capaces de llenar estadios y romper marcas de audiencia en YouTube y Spotify.

Acabamos de ver a Rihanna acaparar la atención de millones de personas durante el medio tiempo del Super Bowl, y sabemos que cuando BTS anuncie una gira, el boletaje se agotará en uno o dos días en todas las ciudades, como ocurrió con Taylor Swift.

Subsisten además las viejas estrellas de rock que siguen atrayendo multitudes, desde Aerosmith y Bon Jovi, hasta Metallica y Guns N’ Roses, o los abuelos de mayor kilometraje en la historia del rock, The Rolling Stones.

Podría decirse que, como siempre, hay figuras que claramente dominan el universo de la música. Algunos nombres han ocupado la cima por décadas, otros acaban de llegar, como Bad Bunny.

Pero no es exactamente igual que siempre. Vivimos una transformación silenciosa en la industria de la música, en sintonía con los cambios tecnológicos y sociales a nivel global, que desembocará en la extinción de las grandes estrellas, las que son verdaderamente gigantes.

Los que vemos hoy son como los últimos dinosaurios: irán desapareciendo, su número va en decremento, y sus sucesores ya no serán de la misma talla.

Es una tendencia que se puede notar si nos fijamos en el nacimiento de nuevas estrellas de la música: en los últimos tiempos, sólo un puñado de artistas jóvenes ha subido a los peldaños más elevados de popularidad, allá donde los que predominan son las leyendas con 30 años o más de carrera.

Veamos el caso de México: ¿cuántos grupos posteriores han logrado llegar al nivel de popularidad, convocatoria y ventas de Caifanes, El Tri, Maná o Café Tacvba? El último que más o menos ha rasguñado esas alturas ha sido Zoé, y también Pxndx en su mejor momento.

Ambas bandas fueron jóvenes hace 20 años… Después de ellos, nadie ha crecido al punto de convencernos de que son las leyendas del futuro. ¿Molotov, Panteón Rococó? Sí, son muy fuertes, pero se trata de bandas veteranas, incluso de mayor edad que Zoe y Pxndx.

Nuevos, los grupos mejor posicionados solo pueden presumir una pizca de la euforia, pasión y locura desatada por los grupos que hoy podríamos llamar clásicos.

No me refiero a la intensidad de sus conciertos y menos estoy hablando de calidad musical. Lo que le sucede a los grupos jóvenes es que ahora su éxito está limitado por el nicho al cual se dirigen. Mientras sus antepasados triunfaban a nivel “general”, las bandas exitosas de hoy arrasan solo entre un segmento del público.

Lo mismo ocurre a nivel global.

Aunque internet amplía las audiencias potenciales de las bandas, también da pie a nichos muy específicos donde se concentran los públicos. El resultado ha sido la fragmentación del mercado, de manera que cada vez existen más “estrellas pequeñas” y menos “estrellas grandes”.

En el negocio de la música, hoy la prioridad no es llevar las canciones a cientos de miles o millones de fans potenciales (o clientes) a través de la radio y los canales de televisión.

El objetivo ahora es crear una comunidad de seguidores que idealmente irá creciendo hasta convertir al artista en un personaje bastante importante.

Con la saturación de las redes sociales, se antoja imposible para un talento joven convertirse en el nuevo Pink Floyd, AC/DC o Madonna (en popularidad), pero sí está a su alcance crear un “universo” propio y desde ahí desarrollarse (y vivir bien).

Cuando ya no existan los actuales grupos y artistas con auténtica dimensión “rockstar”, como los que he mencionado, muy probablemente no habrá quién ocupe sus lugares. O serán unos cuantos, cada vez menos… Disfrutemos los que aún andan por ahí.

 

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