Por la edad que han alcanzado, sabemos que ya no falta tanto para despedir a los gigantes del rock. Foto: Pexels/Suvan Chowdhury

Larga vida a los rockeros viejos

El caso del retiro de Ozzy Osbourne sirve como frío recordatorio que muy pronto nos quedaremos sin los rockstars más legendarios, los que cimentaron el rock y trazaron las vías por donde habrían de caminar las generaciones posteriores

Ozzy Osbourne anunció hace unos días que se despide de las giras que lo llevaron a cantar por todo el mundo. Su estado de salud no le permite someterse a la fatiga de viajar de una ciudad a otra y a otra y a otra, de país en país, aunque lo lleven entre algodones y con la mayor comodidad posible.

Ozzy ya alguna vez anunció su retiro y resultó mentira, pero esta vez sí parece ser verdad. Su compañero en Black Sabbath, el guitarrista Toni Iommi, renunció a las giras hace seis años también para proteger su salud tras luchar contra un cáncer. Ambos tienen 74 años de edad y será muy difícil volverlos a ver en un concierto.

El baterista original del grupo, Bill Ward, ni siquiera participó en la gira del adiós de Black Sabbath en 2016 y 2017. Aunque el distanciamiento originalmente fue por otras razones, sus compañeros dijeron que Bill no podría cumplir con las exigencias físicas de tocar varias noches a la semana.

El caso de Ozzy y sus compañeros sirve como frío recordatorio de una realidad que todavía nos parece lejana, pero que está a la vuelta de unos cuantos años: muy pronto nos quedaremos sin los grandes rockstars de siempre, los más legendarios, los que cimentaron el rock con alma de acero y trazaron las vías por donde habrían de caminar las generaciones posteriores.

Por la edad que han alcanzado, sabemos que ya no falta tanto para despedir a los gigantes del rock. Inmortales en su obra, son personas de carne y hueso que deberán cumplir el ciclo vital que corresponde por igual a panaderos, payasos de circo, periodistas, músicos y cualquier otro ser vivo.

De hecho, la cuenta regresiva ya empezó.

Jeff Beck, amo y señor de la guitarra, murió el 10 de enero a los 78 años. David Crosby, de Crosby, Still, Nash & Young, falleció el 19 de enero a los 81 años. Justo un año antes, en enero de 2022, Meat Loaf se nos fue a los 74 años. Charlie Watts, el baterista de The Rolling Stones, murió en agosto de 2021 a los 80 años.

Estos guerreros caídos señalan la tendencia del futuro inmediato. Lo que antes ocurría como eventualidad, se volverá cada vez más común y recurrente. ¿Estamos listos para noticias fúnebres de dimensiones incalculables como, por ejemplo, la partida de Paul McCartney (80 años) o Mick Jagger (79 años)?

Tan asombroso y digno de reconocimiento que sigan subiendo a los escenarios en condiciones físicas propias de hombres mucho más jóvenes, como inevitable el telón que bajará cualquier día para estas dos leyendas del rock universal, quizás los personajes vivos de mayor peso en el ámbito de la música.

¿Cuántas personas llegan al siglo de edad? Casi nadie. Lo más probable, entonces, es que Paul y Mick nos durarán menos de 20 años… ¿Tal vez 10?

¿Y los demás grandes del rock? La mayoría de los clásicos ya pasan de las siete décadas: Rod Stewart, Alice Cooper, Eric Clapton, los integrantes originales de Kiss, los de Deep Purple, los de Led Zeppelin, los de Pink Floyd, los que quedan de The Doors y los sobrevivientes de los años 60 y 70.

Algunos ya son octogenarios, como Bob Dylan (81) y Ringo Starr (82).

En México, nuestro mayor representante rocanrolero está sano como un león (así dice una de sus rolas), pero también ya es un adulto mayor: Alex Lora cumplió 70 años el 2 de diciembre, y aunque nunca ha detenido sus giras y grabaciones, no podemos suponer que seguirá con el ritmo de trabajo intenso por siempre.

Otro nombre relevante en la historia del rock en México, aunque sin el mínimo prestigio en la comunidad rockera, es Enrique Guzmán, quien acaba de cumplir 80 años el 1 de febrero.

No deja de haber cierta ironía en que esos jóvenes músicos que encarnaban la rebeldía juvenil con sus instrumentos y voces, hoy sirvan como ejemplos de senectud gloriosa. Larga vida a todos ellos.

 

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