El voto de Laynez

En la desesperada carrera que corre este gobierno por entregar posiciones claves al calderonismo, repentinamente surgió una vacante en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que cambió equilibrios y balances que se venían construyendo hace mucho. Hoy, el evidente control que ejercen Ernesto Cordero y Roberto Gil Zuarth sobre el Senado, motiva que se exploren diversas alternativas para conservar el pacto que permite que dicha instancia no quede en la inmovilidad. 

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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En la desesperada carrera que corre este gobierno por entregar posiciones claves al calderonismo, repentinamente surgió una vacante en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que cambió equilibrios y balances que se venían construyendo hace mucho. Hoy, el evidente control que ejercen Ernesto Cordero y Roberto Gil Zuarth sobre el Senado, motiva que se exploren diversas alternativas para conservar el pacto que permite que dicha instancia no quede en la inmovilidad. 

Quienes ocupan altas posiciones gubernamentales parten del errado principio de que la Corte también entra en la pecera de las cuotas. Les han hecho creer que tales nombramientos deben negociarse de forma que se represente a las diversas facciones partidarias. 

El panismo fue contundente y claro, nada para los tricolores durante el tiempo que ellos detentaron el poder. Ni siquiera Valls, que construyó su consejería y ministratura de la mano de encumbrados panistas. Su muerte cambió severamente los equilibrios del poder transexenal, aunque Gil Z supo recobrar el timón del proceso desde la presidencia que Gamboa le diera a cambio de espejitos.

Nuevamente Peña tendrá oportunidad de escuchar a quienes le recomiendan conservar a funcionarios que todo le deben al albiazul, y que ofrecen lealtad absoluta, por encima de la que se esperaría de aquellos que se suponen sus correligionarios.

En primer lugar claro, estará Javier Laynez, aumentando el número de funcionarios procedentes del aparato recaudatorio. Su nombramiento sería anular un voto para la actual gestión en asuntos que no sólo involucran la reforma hacendaria y financiera que fuera obra directa de su labor administrativa, sino que entrañaría un sinnúmero de excusas para evitar conflictos de interés.

Posteriormente, es claro, seguiría Eduardo Medina Mora a quien no saben cómo terminar de pagar los servicios prestados, y que sin duda, al igual que Laynez, pasaría el tamiz del Senado controlado por el trio Cordero, Lozano, Gil Z. Son funcionarios que más allá del panismo, surgieron y crecieron a la vera del signo azul. 

En efecto, la tercera posición no esperada, cambió la percepción y el turno, de forma que a fin de año será una posición para cada cuota, pero la actual quedará en manos de funcionario repintado que sea admisible para quienes gobiernan el Senado. 

Gamboa seguramente no tendrá problema en que el PAN designe magistrados y ahora ministros, mientras le dejen seguir pasando reformas “estructurales”, de esas que del Diario Oficial no pasan.

A la vista, sólo candidatos sancionados por el corderismo, que encuentra eco en un canciller que aún conserva una larga lista de recomendados que pasan por los Pinos sin el más superficial análisis de oportunidad y pertinencia. 

Gobernar desde el Senado, les ha sido más provechoso y rentable que detentar la presidencia de la República, quizá eso haga que prefieran seguir derruyendo al PAN, de todos modos lo que diga Madero solo rige en Coyoacán y no en el pleno. 

Afortunadamente la mansedumbre de los tricolores da para esto y mucho más. 

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