El candidato de Madero

Nuevamente los nombres Madero y Creel se juntan, como sucedió a principios del siglo 20. El escandaloso robo del Banco de Chihuahua; los abusos y atropellos del bisabuelo de uno, que usó al poder judicial para borrar los rastros de un atraco, evento que detonó nuestra Revolución, y la rentable ingenuidad de una candidato, notoriamente incapaz de gobernar, dieron inicio al proceso mediante el cual Madero propició la huida impune de Porfirio Díaz, quien llevó consigo -cargado en el Ypiranga- el producto de la corrupción ejercida por décadas.

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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Nuevamente los nombres Madero y Creel se juntan, como sucedió a principios del siglo 20. El escandaloso robo del Banco de Chihuahua; los abusos y atropellos del bisabuelo de uno, que usó al poder judicial para borrar los rastros de un atraco, evento que detonó nuestra Revolución, y la rentable ingenuidad de una candidato, notoriamente incapaz de gobernar, dieron inicio al proceso mediante el cual Madero propició la huida impune de Porfirio Díaz, quien llevó consigo -cargado en el Ypiranga- el producto de la corrupción ejercida por décadas.

Las cuotas son las cuotas, y se deben respetar a ciegas, al menos eso es lo que dice Maderito, no importa que Santiago tuviera que cerrar el efímero despacho tras su salida poco amable de Noriega y Escobedo. Cierre que se debió a la falta de clientela, salvo aquel cliente de infausto recuerdo, que llevó a la creación de ISOSA, sí, el autor del sofisma por el cual se creó el lamentable hoyo negro de las aduanas, fue el candidato perdedor en la elección para jefe de Gobierno.

Mucho les hermana, a ninguno les salen las cuentas. En alguna ocasión, se hicieron cuentas de todas y cada una de sus dietas como diputado y del salario como secretario de Gobernación y, ni por asomo, daban para pagar la casa que comprara en Las Lomas a su progenitor, ni el abundante acuerdo alcanzado con su ahora primera cónyuge, y mucho menos para los gastos de noviazgo que arrancó por allá en el hipódromo.

Jamás se sabrá de dónde salió para pagar el romance de farándula, ni para pagar convertibles en los que su vástago llegaba a los juzgados exigiendo acomodo en los lugares de estacionamiento de los jueces. Menos llegaremos a saber si el chino Zhen Lee Ye Gon tuvo contigüidad de residencia por mera casualidad.

Algunos se preguntaban como un diputado que en el 97 se sentaba en las últimas filas de la fracción llegó tan lejos, como para colocarse al lado del vende botas. Sin embargo, al darse cuenta que el primo era el que tenía en sus manos el poder de vida y muerte de las reestructuras financieras del rescate financiero, donde se encontraban desde el Ayatollah Medina hasta el mismo gerente refresquero, era fácil comprender porque los banqueros, empresarios e industriales se volcaron en favor de la campaña de la cofradía que borró créditos y fundó una nueva clase empresarial. Llegaron a la silla sin propuestas, pero con negocios bien orquestados que incluyeron la fusión Citibank Banamex, pasaron por la venta de Aeroméxico, y llegaron a Oceanografía.

A Maderito, como a su pariente que sirvió de ruta de escape a Porfirio Díaz, aquel que pensó que ganó y no que lo dejaron ganar, ahora se le ocurre que también él tiene derecho a nominar a un ministro.

Si no le alcanza para saber de dónde salen las cantidades que gastan sus cercanos, más vale que tenga acceso a la última palabra, aunque no tenga la razón. Aún piensa ingenuamente que domina al Senado, pero no sabe que las estructurales tuvieron diversas mesas ajenas a la suya, y esas son las que aprobaron.

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