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Dualidad

A los verdaderos ciudadanos que mueven a México y no los que lo mecen.

La semana pasada la dualidad de sentimientos impregnó mi ser, y segura estoy que en  muchos ciudadanos más de Nuevo León y México.

Por una parte, la muerte de Lorenzo Zambrano me trajo una nostalgia de ver cómo muchos hombres y mujeres grandes se han ido en los últimos meses, mientras que el país se queda cada vez con menos liderazgos que jalen o empujen a mejorar.  

A los verdaderos ciudadanos que mueven a México y no los que lo mecen.

La semana pasada la dualidad de sentimientos impregnó mi ser, y segura estoy que en  muchos ciudadanos más de Nuevo León y México.

Por una parte, la muerte de Lorenzo Zambrano me trajo una nostalgia de ver cómo muchos hombres y mujeres grandes se han ido en los últimos meses, mientras que el país se queda cada vez con menos liderazgos que jalen o empujen a mejorar.  

Por otro lado, ese mismo hecho me generó alegría, pues ver las muestras de cariño y tantos corazones que tocó movieron mis fibras. Espero aliente a que muchos le sigan. 

Así mismo, pero en el terreno de lo político, mis sentimientos fueron sacudidos con la aprobación del Reglamento de Participación Ciudadana de San Pedro.  

Éste abre la puerta a dos figuras fundamentales que son el plebiscito y el referéndum, que no han podido surgir después de 10 años a nivel estatal.  

Pero con el gusto del  éxito, no vemos lo que queda trunco.  

El reglamento pone un porcentaje del 3 por ciento de firmas, contra el padrón. Es decir, más o menos 2 mil 500 firmas, para poder que los ciudadanos inicien estos procesos. 

El número es muy alto, sobre todo comparado con la cifra que se solicita a los partidos políticos, que es la misma.

Y más si comparamos esas 2 mil 500 firmas, con  las mil 500, las cuales fueron suficiente para lograr detener el tema de casinos en el mismo municipio, hace unos años. 

Entonces no se entiende por qué se elevó el número. 

Por un lado se avanza y por otro hay una limitante muy grande que se atraviesa como para que las cosas no sucedan, y la sociedad termine “aplaudiendo” porque más valen unas migajas, que nada.  

Y eso pasó con el “atole con el dedo” de los congresistas federales, que por fin y violando la ley dos veces, aprobaron las leyes secundarias para la Reforma Política.  

Finalmente la aprobaron, pero pusieron la canasta muy alta, porque será casi imposible que sean viables las candidaturas independientes en lo federal.  

Y peor aún, dejan la puerta abierta y dan una directriz sutil para que los estados hagan lo mismo. 

Aquí esperamos que no sea así.

Por último, la gran alegría fue ver cómo el Tribunal Electoral reacciona y pone el dedo en la llaga para llamar la atención y darle un buen pase a la sociedad, al reconocer que un puñado de ciudadan@s puso contra la pared al Congreso Local de Nuevo León, y hoy se le dice una vez más que ha violado la ley, porque ha incumplido con los plazos establecidos para aprobar las candidaturas independientes y su regulación. 

Pero también le piden celeridad en el tema y éstos responden: “que no violarán la Constitución”.  

Se les olvida a los señores diputados que ya han venido violando la ley desde hace rato y sólo cuando les conviene la ponen de su lado.

Y así como vivimos con dualidad de sentimientos: triunfos y golpes en la semana como sociedad, así tenemos que jugar no sólo a la dualidad, sino al “multitasking” en el qué hacer diario.  

Por un lado, el ciudadano trabaja para poder comer, pero termina haciendo el trabajo duro para empujar y hacer que un grupo de legisladores, que realmente son nuestros empleados, se pongan a hacer lo que les corresponde, y todavía les pagamos con nuestros impuestos.

Tenemos ciudadanos “todólogos” y una clase política que ni su propia tarea sabe, o quiere hacer.

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