Disonancia

Pero también sucede lo contrario. Leemos o vemos alguna escena que nos refiere a una emoción desagradable y nos bloqueamos y no leemos, ni vemos, ni escuchamos. Si no tenemos de otra, distorsionamos.

Imagine a un ciudadano que inicia su semana laboral y rumbo al trabajo escucha la radio; el fin de semana estuvo lleno de noticias impactantes: policías federales balearon a personajes norteamericanos que trabajan para la embajada de Estados Unidos. 

Darío Mendoza Darío Mendoza Publicado el
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Pero también sucede lo contrario. Leemos o vemos alguna escena que nos refiere a una emoción desagradable y nos bloqueamos y no leemos, ni vemos, ni escuchamos. Si no tenemos de otra, distorsionamos.

Imagine a un ciudadano que inicia su semana laboral y rumbo al trabajo escucha la radio; el fin de semana estuvo lleno de noticias impactantes: policías federales balearon a personajes norteamericanos que trabajan para la embajada de Estados Unidos. 

Pero además los reportes mencionan también que en Guadalajara, Jalisco, se dieron decenas de narcobloqueos en distintas zonas de la ciudad. Toda una realidad de violencia es transmitida como nota principal a través de las noticiosas de tv y radio. Y además está en las portadas de los periódicos. 

Y justo en ese momento que el ciudadano está siendo bombardeado por esos reportes, escucha una voz que le dice: “Hace más de cinco años tome la decisión de combatir de frente a los criminales…” Es el spot del sexto informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón y que intenta mostrar logros en materia de seguridad pública. 

Obviamente el que lo escucha inmediatamente percibe que el spot no refleja la realidad, y la publicidad gubernamental se vuelve contraproducente. Se crea una disonancia cognitiva. 

Esto ocurre cuando hay dos mensajes que chocan entre sí. Una cosa es la realidad y otra cosa es lo que me dicen. Y viene el rechazo. Cualquier ciudadano no partidista sabe que alguien le quiere ver la cara. Es decir, el spot presidencial lejos de ser recibido con aceptación, genera una emoción adversa.

Esta disonancia es grave, si el que emite el mensaje realmente se lo cree. Entonces es cuando las personas solemos tejer argumentos en nuestra cabeza para brincar la alerta que nos indica que estamos mintiendo o realizando hechos que no son correctos. 

Aquí la evasión consiste en creernos nuestros propios argumentos: “me ahorcaste, pero te saque la lengua”, “perdimos, pero ganamos experiencia”, “no soy terco, soy persistente”, “no soy irresponsable, soy demócrata”. Y así argumentamos sobre frases preestablecidas, para ver solamente lo que nosotros queremos.

El spot presidencial sobre seguridad pública nos recuerda aquél de la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota. Hablar de logros o promesas en seguridad pública es no querer ver la realidad de los ciudadanos. Es un autoengaño ya que la gente surfea en la realidad.

Los gobiernos tienen muchos más temas sobre los cuales hablar y diseñar la comunicación con ángulos más creíbles. Por ejemplo, hay una historia en YouTube, la historia de Don Eleno, que forma parte del programa gubernamental 70 y más. 

Ese testimonio comunica de mejor forma el trabajo de gobierno que ese intento disonante de crear spots sobre seguridad. 

Las crisis se presentan cuando hay una enorme diferencia entre lo que creo y lo que es. Solo la verdad nos hace libres.

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