Entre José y Palmer

Hay ocasiones en donde la vida nos ubica en nuestra real dimensión. Este domingo fue uno de esos días. 

 

En contrastes de estos que pone la vida y que nos hace enfrentarnos, pensar y ubicarlos, se nos adelantaron en el camino José Fernández y Arnold Palmer.

 

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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José Fernández se convirtió en una leyenda que no alcanzó a cu ajar, en contraste con Arnold Palmer, una figura consagrada  

Hay ocasiones en donde la vida nos ubica en nuestra real dimensión. Este domingo fue uno de esos días. 

 

En contrastes de estos que pone la vida y que nos hace enfrentarnos, pensar y ubicarlos, se nos adelantaron en el camino José Fernández y Arnold Palmer.

 

Fernández se convirtió en un lanzador fuera de serie del equipo de los Marlins de Florida y llenó el Parque de los Marlins en muchas ocasiones.

 

Él estaba ahí, en el “Top-5”  de los mejores pitchers de Grandes Ligas, no solamente por haber sido novato del año en el 2013, después tuvo una cirugía del codo (de las consideradas monstruosas), prácticamente se lo rehicieron. Regresó a lanzar y este año estaba colocado entre los mejores.

 

Un accidente lamentable el que le aconteció, en donde a veces nos sentimos que podemos dominar ciertos factores. 

 

Quienes tuvimos la oportunidad de participar en lanchas de carrera en muchas ocasiones, o simplemente a los que nos gusta el deporte acuático, entendemos que hay que utilizar y revisar las precauciones necesarias.

 

Algún día, cuando yo salía a practicar en una lancha de velocidad, cuando regresé a la orilla, mi tío Guillermo (Q.E.P.D.), me dijo: “¿y el chaleco salvavidas? ¿Y el kit switch? (el alambrito que sirve para apagar el botón en caso de un accidente)”.

 

Entonces le dije: “bueno, estoy en una práctica”. Y me dijo: “es en donde ocurren los peores accidentes”. Y mire, usted, que mi tío también falleció en un accidente de lancha.

 

Bueno, pues esa lancha en donde iban sin chaleco salvavidas, le costó la vida al pelotero José Fernández y a dos de sus compañeros.

 

Es tristísimo y lamentable, pero así se corta la vida de una leyenda, sin duda, esta leyenda que no alcanzó a cuajar.

 

Por contraste, Arnold Palmer, uno de los grandes golfistas de todos los tiempos, que tenía 87 años de edad, cumplió con su ciclo.

 

Se nos fue esta gran leyenda. Este hombre (del que dicen que brindaba con té helado o con limonada), nos hace reflexionar en ese contraste de la vida: la leyenda que fue y la leyenda que pudo ser.

 

Descansen en paz.

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